24 Mayo de 2016 12:05
Adolf Hitler actuando. Adolf Hitler en kimono. Adolf Hitler en short y medias largas. Tres escenas que el Führer protagonizó poco antes de ser el hombre más temido del mundo y jamás hubiera querido que vieran la luz. Pero Internet puede ser cruel: en una serie de fotos difundidas ayer, el canciller aparece como un tipo vulnerable y un poco rídículo.
Hitler ensayando retórica.
Frente al espejo.
La historia arranca en 1925, cuando el líder germano posó -mientras ensayaba técnicas de retórica frente al espejo- ante la lente de su fotógrafo personal Heinrich Hoffmann. Más tarde le ordenó destruir los negativos. Pero Hoffmann hizo lo que nadie haría después: ignoró sus deseos y las imágenes fueron pasando de un archivo secreto a otro.
Las fotos son de Heinrich Hoffmann.
Un hombre histriónico y temido.
La expresividad de un tipo cruel.
Tres décadas después de las sesiones, las fotos llegaron al público en sus memorias "Hitler fue mi amigo", reeditadas en inglés en 2012. En las últimas horas, la prensa alemana volvió a recordarlas, con la consecuente réplica viral a lo largo y ancho de toda la web.
Se editaron en el libro "Hitler fue mi amigo".
Una de las poses viralizadas.
La anécdota revitaliza otra: hace un año se republicó una "nueva" imagen que mostraba a Hitler en una de sus casas de campo, con pose informal y deshinhibida. Había salido en la revista nazi "Deutschland Erwache" ("Alemania despierta").
El líder, "informal y deshinbido".
"Hitler no estaba muy de acuerdo con la publicación de esa foto y jamás volvió a repetir la pose, ya que creía que era cómica y le restaba dignidad", describió, con algo de razón, el sitio RT en español.
El canciller no estaba contento con los resultados.
Además, en estos días circuló una instantánea del Führer... en kimono. Cortesía del diario británico "Daily Exress", lo muestra -casi con seguridad- en 1936, cuando Alemania y Japón firmaron un pacto para aislar a la Unión Soviética.
Un kimono para el jefe nazi.
La idea de mostrar al líder como un hombre querible y descontracturado no prosperó. El protagonista, hay que decirlo, hizo poco para lograrlo.