17 Julio de 2016 22:05
Los recientes y cruentos atentados en Europa, con foco principalmente en Francia, han dejado bien en claro que el yihadismo islámico es la amenaza más peligrosa que tiene el mundo en estos momentos.
Sin embargo, su brutal accionar y su desprecio total por la vida humana son sólo una de las características de aquellos que atacan en nombre de una supuesta “yihad” a la cual sus seguidores llaman “guerra santa”.
El reciente atentado en Niza, otra muestra del terror.
Según una investigación realizada por la Policía de Nueva York y señalada por varios expertos como una de las más completas para entender el fenómeno de la radicalización de jóvenes occidentales, los aspirantes a convertirse en militantes islamistas comparten las siguientes características:
Son hombres musulmanes entre 18 y 35 años, cuya mayoría se había convertido al Islam recientemente.
En su mayoría, son jóvenes de entre 18 y 35 años.
Pertenecen a la segunda o tercera generación residente en el país occidental de origen: Es decir, sus padres o abuelos son inmigrantes. “Hay un patrón común en la segunda generación de hijos de inmigrantes. Comparten la misma experiencia, incluso si nacieron dentro de la comunidad musulmana”, le explicó a BBC Mundo Stefano Bonino, de la Universidad de Durham, experto en la propagación del Islam en Reino Unido. Estos jóvenes pueden venir de familias con contextos musulmanes más moderados o haberse convertido. “Los padres de los que se radicalizaron generalmente no eran muy religiosos”, agrega Milena Uhlmann, investigadora de la Universidad Humboldt de Berlín, experta en conversión y radicalización.
En general, sus padres o abuelos son inmigrantes.
Tuvieron un acercamiento a la religión a través de amigos musulmanes durante su adolescencia
Caen en manos de un líder carismático: Conocen a un líder carismático, que los introduce y, en muchos casos, los convence. “Aparecen estos líderes con carisma que se acercan a jóvenes muchas veces cuando están más vulnerables y que parecen ser los únicos que los ´aceptan incondicionalmente´ en una sociedad bastante poco acogedora, ante los ojos de los jóvenes en vías de radicalización”, explica Linda Alzaghari, directora de Minotenk, un centro de investigación noruego experto en minorías políticas. Estos líderes, además, logran hacerles creer que los atentados son “actos heróicos” a través de los cuales se están ganando el paraíso.
Generalmente, los jóvenes occidentales son captados por un líder carismático.
No lograron integrarse a la sociedad: Trataron de integrarse, de suavizar su contexto para no tener problemas en la sociedad donde se insertaron. Sin embargo, especialmente después de los ataques a las Torres Gemelas, las sociedades occidentales no terminaron de aceptar como propias a las comunidades musulmanas.
“Estos jóvenes están decepcionados de Occidente. Utilizan el Islam como un medio para posicionarse contra su estatus de 'occidentales'. No obtuvieron lo que querían, no se sintieron en casa ni tuvieron un sentido de pertenencia”, le explicó a BBC Mundo Milena Uhlmann, investigadora de la Universidad Humboldt de Berlín, experta en conversión y radicalización.
Tras los ataques a las Torres Gemelas creció el rechazo a las comunidades musulmanas.
Las redes sociales: Una de las herramientas más poderosas de la propaganda radical son las redes sociales, las que han permitido que quienes buscan difundir la información de la yihad se junten con quienes están interesados en averiguar sobre el tema. “Las redes sociales tienen un gran papel porque ponen a personas en vías de radicalizarse en una posición susceptible a un contexto radical o ideológico. Mientras más se expongan a esta narrativa, más probable es que se permeen”, asegura Uhlmann.
Las redes sociales, un "arma" clave en la difusión del yihadismo.
La captación de voluntarios no se detiene. Y por una promesa de gloria, religión, honor y obligación moral fantasiosos, son capaces de matar hasta a su propia alma.