Un terrorista irrumpió esta madrugada en un boliche de la ciudad de Estambul vestido de Papá Noel. Disparó a quemarropa con su arma automática y asesinó, al menos, a 39 personas que se encontraban allí celebrando el Año Nuevo. Otras 69 víctimas debieron ser hospitalizadas en la capital de Turquía.
Las víctimas estaban festejando el Año Nuevo.
El presidente de ese país, Recep Tayyip Erdogan, consideró que los atacantes pretendieron "generar caos, desmoralizar al pueblo y desestabilizar el país". En tanto, su par de Rusía, Vladimir Putin, envió su pésame: "Me resulta difícil imaginar un crimen más infame que el asesinato de civiles en las fiestas, pero los terroristas no tienen moral".
Según los primeros datos, el atacante primero habría eliminado al guardia de seguridad de Reina (ver primer video), el boliche ubicado a orillas del Río Bósforo, el estrecho que separa el lado europeo del asiático del país (ver segundo video), y luego irrumpió en el local donde 800 jóvenes se encontraban celebrando el 2017.
Hasta ahora, 16 de las 39 víctimas eran extranjeras que habían elegido la capital de Turquía para recibir el Año Nuevo. Otro de los asesinados era policía. Cientos de jóvenes no dudaron en arrojarse al estrecho de Estambul para escapar de la ráfaga de disparos del terrorista.
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El presidente de Turquía había ordenado movilizar a 17.000 agentes para evitar un nuevo ataque en víspera de las fiestas tras el asesinato del embajador de Rusia, Andrei Karlov, a manos de un policía vestido de civil que gritaba "Alá es grande". Un "lobo solitario", sin embargo, provocó hoy una vez más el terror.