Por momentos, las calles y avenidas de Santiago de Chile tienen los mismos problemas que la ciudad de Buenos Aires: el caudal de tráfico. Una de las alternativas para evitar los embotellamientos son los carriles exclusivos para colectivos, motos y bicicletas.
El uso de las bicicletas (7% de los santiaguinos optan por ella para transportarse) crece por dos factores: la agilidad en el recorrido y el costo, de 3.000 a 5.000 pesos chilenos mensuales (entre $43 y 72).
Los chilenos optan por el transporte en bici, un manera ahorrar dinero y tiempo.
El modo de uso es a través de una tarjeta (al estilo SUBE) en el que se compra un paquete para viajes limitados y otros ilimitados. En las calles de Santiago existen puntos de conexión, similar a los de Buenos Aires, donde se adquieren las bicicletas, en este caso usando una tarjeta. Deben ser leídas en las distintas estaciones en donde quedan alojadas, con poca seguridad policial a la vista, y se entregan en la siguiente posta que opte el ciudadano.
OTRAS OPCIONES
El subte chileno tiene precios diferenciales. Entre 6 las de la mañana y las 6:29 cuesta 610 pesos chilenos (8,71 pesos argentinos), y después de las 6:30 , 660 pesos chilenos (9,42 pesos argentinos).
Los horarios pico, como el de regreso de los trabajos, son de 18 a 19.59. Cuesta 720 pesos chilenos (10,30 pesos argentinos) en inversa el horario de ida laboral, entre las 7 y las 9, cuando cuesta también 720 pesos chilenos.
El transporte en colectivo, dependiendo de las distancias, alcanza un promedio de 600 a 700 pesos cada ticket. Unos 14000 pesos chilenos al mes, contando días hábiles (200 pesos argentinos aproximadamente).
Un punto negativo para viajar en bicicleta es la poca seguridad para los transportados, porque muchos de ellos no optan por usar cascos de protección.