Después de varios años mencionado entre los candidatos, esta vez se le dio. Bob Dylan recibió el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca lo distinguió "por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción". No hay modo de cuestionar un fundamento semejante.
Sin embargo, echen un vistazo en Facebook: abundan los escritorcitos quejosos. Como dice un amigo editor con buen tino, "son los que creen que el hecho literario sólo se desprende del libro como objeto". Tiene toda la razón del mundo. Pero además de haber hecho lo que la Academia dice que hizo -y aunque esto no sea lo que le hizo ganar el Premio Nobel- Bob escribió dos libros buenísimos. Ya hablaremos de ellos.
Bob Dylan: Después de varios años como candidato, esta vez se le dio.
El 28 de agosto de 1963, una multitud se movilizó por las calles de Washington DC, en la llamada "Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad". ¿Cuántos eran? ¿200 mil? ¿300 mil? Los historiadores no se ponen de acuerdo. Lo importante es lo que significó esa marcha en la historia de la humanidad, una de las más impactantes denuncias contra el racismo que el movimiento por los derechos civiles haya producido. Fue el día en que el activista y profeta negro Martin Luther King dijo: "Yo tengo un sueño". Ese día, Bob cantó varias canciones, entre ellas "Only a Pawn In Their Game" ("Sólo un peón en su juego"), sobre el asesinato del activista por los derechos civiles Medgar Evers. Dice así:
?? Una bala disparada desde un arbusto se llevó la sangre de Medgar Evers,
un dedo apretó un gatillo contra su nombre,
un tirador escondido en la oscuridad,
una mano encendió la chispa,
dos ojos fueron los que apuntaron
detrás del cerebro de un hombre,
pero no hay que culparlo:
él es solo un peón en su juego. ??
?? Un político sureño predica al hombre blanco pobre:
"Tienes más que los negros, no te quejes,
eres mejor que ellos, tú naciste con la piel blanca", le explican.
Y el nombre del negro
es usado, eso es claro,
en beneficio del político
que asciende a la fama.
Y el blanco pobre se queda
en un vagón del tren,
pero no hay que culparlo:
él es solo un peón en su juego ??
?? Los diputados, los soldados, los gobernantes son pagados,
los comisarios y los policías reciben lo mismo
pero el hombre blanco pobre es usado por ellos como un instrumento.
A él se le enseñó en su escuela,
desde el principio y como regla,
que las leyes están con él
para proteger su piel blanca,
para alimentar su odio,
y así nunca pensar correctamente
sobre el entorno en el que se encuentra ??
?? Pero no hay que culparlo:
él es solo un peón en su juego. ??
?? Desde las miserables chozas, él observa por las grietas de los caminos
y el ruido de los cascos resuena en su cerebro.
Y se le enseña a andar en pandillas,
a disparar por la espalda con el puño apretado,
a colgar y a linchar,
a esconderse bajo la capucha,
a matar sin remordimiento
como un perro encadenado.
Él ya no tiene un nombre,
pero no hay que culparlo:
él es solo un peón en su juego.??
?? Hoy, Medgar Evers fue enterrado por la bala que lo cazó,
lo enterraron como a un rey.
Pero cuando el sol sombrío se fije sobre aquel
que disparó esa pistola,
este verá junto a su tumba,
que sobre una piedra eterna
está grabado junto a su nombre
su simple epitafio:
??"Solo un peón en su juego".
La anécdota es conocida: durante el festival folk de Newport (1965) Bob presentó a su banda "electrificada" y lo menos que hicieron fue silbarlo (en el documental No Direction Home de Martin Scorsese pueden apreciarlo). Es que para los fans del country folk, usar instrumentos eléctricos era una verdadera traición.
El 17 de mayo de 1966, al día siguiente de la aparición de uno de sus discos capitales, el álbum doble de 1966 Blonde On Blonde, Dylan se presentó en la ciudad inglesa de Manchester. Alguien entre el público le gritó "Judas". Bob le respondió: "No te creo". " 'No te creo', ¿entendés? '¿No te creo?' Le dicen 'Judas' y él les contesta 'No te creo'. ¡Eso es un genio!", me dijo alguna vez, con absoluto y merecido fervor, Andrés Calamaro.
Otro fan argentino de Bob, León Gieco, le copió hasta los tonos de Blowin' In The Wind para crear su primer gran hit: "Hombres de hierro". Lo bien que hizo.
Tarántula, el primero de sus dos libros propiamente dichos.
Bob escribió dos libros: el primero se llama Tarántula, lo escribió entre 1965 y 1966 pero fue publicado recién en 1971, y es un ejercicio de escritura automática influido por los beatniks como William Burroughs, Jack Kerouac y Allen Ginsberg. Lo cierto es que esa influencia era mutua: Ginsberg idolatraba a Bob Dylan, según cuenta la tan chismosa como hiperdetallista biografía de Dylan que escribiera Howard Sounes, y se moría por una (o dos, o tres, o diez) noche de sexo con él. Según afirma Sounes, el autor de Aullido no tuvo suerte, aunque al menos logró interpretar al padre de Bob en la única película que dirigió Dylan: Renaldo and Clara (1978).
Bob Dylan y Allen Ginsberg
Pero volvamos a Tarántula. Aquí, un fragmento:
"Paraíso, carretera resbaladiza y María brevemente Regordeta mamá de Afrodita, me inclino ante ti, y con loca eternidad sexual en mi sombra vegetal, yo, secándome las manos en el cuello del caballo. El caballo eructa y tú del hermano mayor de Indiana, el que te azota con su cinturón, y tú que no buscas una razón a tu tortura, y yo quiero tu lengua horizontal, dentro del Reflejo, el perfecto juicio final y estas crueles pesadillas en las que los albañiles me presentan horrorosos contactos y los Hermanos Marx gruñen NO QUIERO TU SABIDURÍA y tus muslos están medio despiertos y yo tan Harto tan Harto de estos amantes en papeles Bíblicos. “¿Así que tú estás aquí para salvar el mundo? ¡Impostor, freak, eres una contradicción! ¡Tienes miedo de admitir que eres una contradicción! ¡Conduces a la gente por el camino equivocado! Tienes los pies grandes y acabarás tropezando contigo y toda la gente a la que has engañado te recogerá! ¡No tienes respuestas! ¡Sólo has encontrado una manera de pasar el tiempo! Sin eso, estarías marchitándote y no serías nada. Tienes miedo de no ser nada. Estás bien jodido. ¡Te tiene bien jodido!” Estoy tan Harto de la gente Bíblica. Son como aceite de ricino, como rabinos, y ahora deseo Tus ojos. Tú que no quieres hablar de ningún asunto y suministras negrura a mi mente QUIERO TUS OJOS y tu risa y tu esclavitud... No hay riesgo de borrachera; soy un egipcio de confianza. Di adiós al marine.
Hola. Acabo de llegar. Un viaje terrible. Había un hombrecillo con un ratón blanco que no me ha quitado los ojos de encima en todo el viaje. Jesús era guapo. ¿Hay algún buen abogado por aquí? Iré a verte pronto. Primero tengo que comer".
.
Con los Stones
El sábado 4 de abril de 1998, en el estadio de River, se alinearon los astros. Bob tocó como telonero de los Rolling Stones. Y, como si esto fuera poco, se unieron para cantar Like a Rolling Stone, el tema de Dylan que los Stones habían grabado en el disco Stripped (1990). Desafortunadamente, no hemos podido encontrar el video de la reunión cumbre en Buenos Aires, pero para compensar, aquí van Stones y Bob interpretando la misma canción en Río de Janeiro.
El día que Dylan tocó de espalda en Argentina
El 15 de marzo de 2008 tocó en la cancha de Vélez. Durante la mayor parte del show estuvo de espaldas. En un lugar de por sí poco propicio para lograr intimidad con el público, Bob optó por complicarla aún más. Y le salió bien: no se le podía ver la cara, pero quedaba su música.
Bob se convirtió al cristianismo y grabó tres discos devocionales: Slow Train Coming (1979), Saved (1980) y Shot Of Love (1981). Hay consenso general respecto de que Slow Train Coming es una obra maestra (la guitarra de Mark Knopfler ayudó mucho), pero Saved y Shot Of Love suelen ser considerados por la crítica como discos menores, desprolijos, etc.
Aún reconociendo que Slow... es mejor que los otros -porque cada una de las canciones es en sí misma una obra maestra- debo admitir que no entiendo ese desdén por los otros dos. Shot of Love es un gospel hiperfeliz con caños al palo. (Fuera de su "período cristiano", lo mismo sucede con Infidels (1983), una maravilla también tratada con desdén por la crítica. No le hagan caso a los periodistas).
Pero volvamos a Slow Train Coming: recuerdo un viaje en auto con Charly García. Mientras Charly rallaba una tiza de cocaína en un colador de alambre, en el auto sonaba el primer tema del disco: "You Gotta Serve Somebody". Charly, por supuesto, se sabía la letra de memoria. "Es el himno a la culpa", decía. "Porque la letra dice que uno siempre sirve a alguien, a Dios o al diablo, y te guste o no te guste es así". Y luego Charly dijo: "Mirá lo que es el piano de este tema", y trataba de seguir la melodía con los dedos, mientras el auto se acercaba al anfiteatro Próspero Molina, donde Charly tocaría con algunas horas de atraso en el festival Cosquín Rock.
Crónicas, el autobiográfico segundo libro de Bob.
En 2005, el año de la anécdota con Charly, se publicó Crónicas Vol.1, el primer volumen de su autobiografía. Es un libro exquisito que elude los highlights que todo fan espera. Bob cuenta lo que se le canta, lo que a él le parece relevante sin importar lo que digan los demás. Crónicas empieza con un genial encuentro con el boxeador Jack Dempsey, ex campeón Mundial de todos los pesos. Dice así:
"LOU LEVY, jefe de Leeds Music Publishing, me llevó en un taxi hasta el Pythian Temple en la calle 70 Oeste para mostrarme el diminuto estudio de grabación donde Bill Halley y sus Cometas habían grabado "Rock Around the Clock". De ahí al restaurante de Jack Dempsey en la esquina de la 58 con Broadway, donde nos sentamos en un reservado con asientos tapizados de piel granate, junto al ventanal. Lou me presentó a Jack Dempsey, el gran boxeador. Jack levantó el puño a modo de saludo.
-Estás muy flaco para ser un peso pesado. Tendrás que ganar unos kilos, vestir algo mejor, que se te vea más elegante... Aunque no es que vayas a necesitar mucha ropa en el cuadrilátero. No tengas miedo de pegarle muy fuerte a nadie.
-No es boxeador, Jack, es cantante y vamos a editar sus canciones.
-Ah, bien. Espero escucharlas un día de estos. Buena suerte, pibe"
Bob en 1962, cuando Jack Dempsey lo confundió con un boxeador.
En abril de 2012, Dylan volvió por acá. Esta vez estuvo en el teatro Gran Rex. Fue su última visita hasta el momento y fue grandioso. Cualquier visita de Dylan es imperdible, pero si toca en un teatro y no en un gran estadio, es más que imperdible. Este video, una grabación casera pero excelente, donde interpreta "Man in The Long Black Coat", alcanza y sobra para demostrarlo.
Alguien que no conozco escribe en Facebook: "La poesía es inocua si no está en la vida de alguien". Así es.