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Brasil sin Dilma: el plan de Temer, el vice que traicionó a la presidente destituida

Llegó al poder en una alianza con el PT, pero luego conspiró para conseguir la destitución de Rousseff. Reforma laboral y jubilatoria, sus prioridades.

31 Agosto de 2016 14:14
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Casi a las 17 horas, luego de entonar el himno de Brasil, el ex vicepresidente de Dilma Rousseff, Michel Temer asumió la presidencia del país luego de que su vieja aliada fuera destituida por el Senado, que sometió a votación la decisión: e 61 legisladores por la destitución contra 20, que votaron porque la ex presidenta del PT permaneciera en su cargo.

Temer, como nuevo Presidente de Brasil, le tomó juramento a todo su gabinete y diez minutos más tarde dio por finalizado el acto, sin hablar a los presentes, sin dar un dioscurso y con la banda presidencia colgada sobre el hombro.

La persona detrás del personaje

De esta manera, Michel Temer, un habilidoso político que conoce los pasillos del poder como pocos, se transformó en el séptimo presidente de Brasil desde el fin de la dictadura militar, en 1985, aunque llegó al cargo en forma indirecta y bajo el signo de la "traición" a su ex jefa política, Dilma Rousseff, contra quien trabajó arduamente para destituirla.

Nacido en Tieté, interior de San Pablo, Temer es un abogado constitucionalista especialista en impeachment y es presidente en licencia del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña, el PMDB, la fuerza más grande de Brasil que siempre ha participado del oficialismo.

Rousseff fue destituida esta tarde como presidenta de Brasil y será formalmente reemplazada por su vicepresidente Michel Temer, quien asumirá el cargo esta tarde a las 16, según confirmó el presidente del Senado, Renan Calheiros.

Tras haber logrado la destitución de Dilma, Temer tendrá las manos libres para aplicar un plan económico que prevé el ajuste del gasto público, la privatización de empresas del Estado y reformas en el sistema laboral y en el jubilatorio.

Temer con su joven esposa, ex modelo.

Destitución

La destitución fue apoyada por 61 votos contra 20 de los integrantes del Senado, que actuó como tribunal del juicio político que se le llevó adelante bajo la acusación de que había cometido alteraciones en la elaboración del presupuesto.

En cambio, el cuerpo legislativo no logró inhabilitarla, ya que en una votación posterior a la de la destitución 42 senadores apoyaron esa opción, 36 sufragaron a favor de mantenerle los derechos y tres se abstuvieron, por lo que no se alcanzaron los dos tercios (54 votos) de la Cámara Alta necesarios.

Desde que el 12 de mayo asumió como interino luego de que el PMDB se aliara a la oposición, Temer implementó una agenda de centroderecha, básicamente el programa del candidato derrotado en 2014, Aecio Neves: el primer objetivo será la reforma jubilatoria e intentar hacer la laboral, resistida por los sindicatos.

Este cambio de rumbo -incluso en política externa- le valió a este abogado constitucionalista hijo de libaneses ser el blanco de protestas callejeras en las grandes ciudades y hasta en los estadios de los Juegos Olímpicos de Río, con carteles "Fuera Temer".

"Siempre tuve conciencia absoluta de la desconfianza de la señora en relación a mí y al PMDB", sostuvo Temer una señal para que su partido, el segundo más involucrado en el escándalo de Petrobras, detrás del Partido Progresista y el Partido de los Trabajadores (PT), abandonara la coalición.

La ambición de Temer se hizo evidente cuando el trámite de juicio político estaba en marcha y, por un supuesto error, se difundió un audio en el que se escucha al vicepresidente dando por terminado al gobierno de Rousseff y explicando tópicos del plan que se propone poner en marcha una vez asumida la Presidencia.

El magistrado Marco Aurelio Mello, del Supremo Tribunal Federal (corte suprema), ordenó recientemente que la Cámara de Diputados abra el trámite para un juicio político a Temer, a quien pueden caberle cargos similares a los que enfrentó Rousseff. 

Sin embargo, el apoyo empresarial, financiero y de los partidos tradicionales apuntan a que Temer deberá comandar el país hasta el fin del mandato de Rousseff, el 31 de diciembre de 2018.