Una de las últimas adiciones al equipo que Estados Unidos envió a Argentina para colaborar en la búsqueda del ARA San Juan son las dos unidades de un avión tan impresionante como polémico: el Galaxy C-5.
El imponente Galaxy C-5 enviado por Estados Unidos.
¿Por qué polémico? Porque su estatus como la nave aérea de transporte más grande de la fuerza aérea norteamericana lo convierte en un "monstruo" que consume toneladas de combustible y, por supuesto, de dinero.
Así, según reveló Infobae, se necesitan 38 mil dólares para pagar apenas una hora de funcionamiento de los cuatro motores del C-5. Así, el viaje entre Honolulu y Comodoro Rivadavia que tuvo que cubrir ayer tiene un precio tenga un precio de dos millones de dólares ida y vuelta para cada una de las dos naves que envió el gobierno de Donald Trump. Por supuesto, los gastos corren por cuenta del país del norte.
"Desafortunadamente, necesita ser repostado en pleno vuelo o hacer una parada para recargar combustible incluso en los vuelos más rutinarios", explica el historiador de aviación Robert F. Dorr.
De hecho, esta característica -sumada a su complicado mantenimiento mecánico- le ganó al C-5 un muy particular apodo dentro del personal de la fuerza aérea de Estados Unidos: FRED, acrónimo de "Fucking Ridiculous Economic/Environmental Disaster" ("Desastre Económico y Ambiental P....... Ridículo").
Un avión con historia
La sección de carga del Galaxy C-5, construido por la empresa Lockheed Martin, puede albergar hasta 135 toneladas, peso equivalente a -por ejemplo- seis helicópteros Apache.
El Galaxy puede trasladar hasta 135 toneladas de equipamiento.
La fuerza aérea estadounidense lo ha usado desde 1969 para operaciones de "puente aéreo", es decir, para transportar operativos completos de personal y maquinaria.
Así, ha servido de apoyo para operaciones militares en todos los conflictos bélicos ocurridos desde ese año, incluyendo las guerras de Vietnam y del Golfo. Además, suele utilizarse para entregar ayuda humanitaria.