Hace exactamente dos meses, el vuelo de Lamia que trasladaba a la comitiva completa del Chapecoense para jugar en Colombia el partido de ida de la final de la Sudamericana se estrellaba en la región de Cerro Gordo, a pocos kilómetros del aeropuerto de Medellín. Helio Neto, uno de los tres jugadores que sobrevivieron a la tragedia aérea regresaron a Brasil, intenta superar el trauma y reveló cómo es su vida después del horror.
Así quedó el avión que trasladaba a la comitiva completa del Chapecoense a Colombia.
Después de dos semanas en coma inducido, Neto despertó la primera semana de diciembre. Se encontraba en el hospital colombiano San Vicente, desorientado y sin entender qué es lo que le había sucedido (Leer: "El triste despertar del último sobreviviente: '¿Cómo salió el partido?').
Aunque en un primer momento su familia optó por no contarle la verdad y sólo le reveló que había tenido un accidente, el correr de las horas y su desesperación por saber cómo se encontraban sus compañeros hicieron que el delantero finalmente supiera la verdad.
Neto fue el último en ser rescatado del avión. Lo habían dado por muerto.
Regresó a Brasil cuatro días más tarde y decidió volver de inmediato al vestuario en el que, sólo tres meses atrás, había celebrado junto a sus compañeros el histórico pase a la final de la copa. “Lo primero que se me vino a la cabeza fue el recuerdo de todos los chicos que murieron. Los chistes que hicieron, las conversaciones que tuvimos juntos en ese lugar”, reconoció.
Los jugadores que no viajaron aguardaban en el vestuario novedades para saber si alguno había sobrevivido.
“Fue dificilísimo y sigue siendo duro, pero lo enfrento más allá del gran dolor que siento por todos ellos. Ese vestuario contiene todavía muchos buenos recuerdos. Siempre pensé que me iba a recuperar más rápido cuando regresara a Chapecó. Estar en Colombia fue una verdadera tortura”, sumó.
Neto junto a los nuevos jugadores del plantel del equipo.
El delantero no sólo regresó al vestuario, sino que además se convirtió en una suerte de mentor para los jugadores de la reserva que deberán salir a las canchas y ponerse las camisetas de sus compañeros muertos.
Los sobrevivientes del accidente y algunos de los jugadores que no viajaron con la copa.
"Les hablo con el corazón, les cuento lo que he vivido y respondo sus dudas. En su mayoría, siempre tienen algo que ver con el accidente. Pero ellos saben que la unidad del club se sustenta en al humildad, en el trabajo, en la honestidad y en el siempre dar el máximo".
Neto reconoció que, tras despertar del coma, sólo podía dormir una hora por día. “Mi cabeza no paraba de dar vueltas. Sólo podía pensar en lo que nos había sucedido. Fueron las horas más difíciles, pero hoy me siento mucho más calmo”, advirtió.
El santuario que armaron horas después del accidente sigue allí.
El delantero transita su recuperación con la certeza de que pronto regresará a las canchas. “Quiero recuperarme físicamente y ser el de antes. Es difícil y todo es mucho más lento porque tuve heridas muy severas en el accidente. Perdí mucha masa muscular. Sé que estoy en buenas manos, trabajando con los médicos del club. El presidente vino a mi casa y me dijo que me tome todo el tiempo que necesite. Sé que me va a llevar un tiempo largo, pero voy a volver”.
La recuperación emocional es otro de sus grandes objetivos. “Sigo siendo una persona feliz, aunque mucho más apagada hoy en día. Es demasiado pronto como para volver a convertirme en la persona que era antes de todo esto. Pero tengo la tranquilidad de que mis compañeros están con Dios ahora”.