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Cómo es Rikers Island, el violento complejo carcelario en el que Harvey Weinstein aguarda su sentencia

El ex magnate cinematográfico fue hallado culpable de agresión sexual y violación el 24 de febrero. 

10 Marzo de 2020 12:58
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Luego de ser hallado culpable el 24 de febrero de agresión sexual y violación, el ex productor estrella de Hollywood Harvey Weinstein aguarda su sentencia -que podría ir desde los cinco hasta los 20 años de prisión- en una de las cárceles más célebres de Estados Unidos: Rikers Island. 

Weinstein no es el primer recluso famoso del complejo. El bajista de los Sex Pistols Sid Vicious, los raperos Tupac Shakur y Lil Wayne, y el ex presidente del FMI Dominique Strauss-Kahn también pasaron por allí. 

Un universo violento

Ubicada en una isla en el East River neoyorquino, comenzó a funcionar en 1932 y tiene una población diaria aproximada de 10 mil internos, la mayoría de ellos en prisión preventiva: sólo el 15% de los presos son convictos y prácticamente todos cumpliendo penas cortas.

Sin embargo, esto no determina que sea un espacio tranquilo. Rikers Island es una de las cárceles más violentas de Estados Unidos y en 2015 registró casi 9.500 incidentes de agresión entre internos, el número más alto en cinco años. 

Lo cierto es que al complejo carcelario le queda poco tiempo de vida: presionado por los reportes de violencia, el gobierno neoyorquino planea cerrarlo en un futuro no muy lejano, y se calcula que para 2026 podría dejar de funcionar. 

"No es lugar para un ser humano"

"No es un lugar para un ser humano", supo relatar el ex convicto Víctor Herrera al diario español El País sobre la vida en Rikers.

"Los guardias me pegaron y me metieron durante días en una celda aislado. Sienten que tienen la autoridad para hacerlo".

Otro ex preso, Marco Barrios, contó también que los penitenciarios no solían actuar en las peleas hasta que los reos "casi se mataban".

En ese sentido, en el 2014, el fiscal federal de Nueva York Preet Bharara emitió un duro informe luego de una investigación sobre el tratamiento de prisioneros juveniles en el penal, en el cual identificó "un patrón de conducta que viola los derechos constitucionales de los internos adolescentes" y describió el "excesivo uso de la fuerza de manera innecesaria" por parte de los guardias.