02 Septiembre de 2020 11:13
Repartidores de Amazon cuelgan teléfonos celulares de los árboles. No es que se hayan vuelto locos, salvo que la voracidad sea una forma de la locura. Lo que quieren es adelantarse a sus propios compañeros de trabajo, que son también sus competidores, y llegar primero a los pedidos. ¿Cómo hacen? Cuelgan el teléfono bien alto en un árbol, cerca de la estación de donde salen los pedidos y lo sincronizan con el que llevan en el bolsillo. De este modo, la señal capta el pedido antes que la de los demás y el repartidor se asegura el delivery.
La práctica es un símbolo del "Sálvese quien pueda" en una economía devastada por la pandemia, con un nivel de desempleo altísimo. Los repartidores saben que ganar segundos es ganar plata y adelantarse a los otros repartidores: así las cosas. Al mismo tiempo, algunos repartidores de Amazon acusan a sus "compañeros" de hacer arreglos con el sistema informático que dispara los envíos.A su vez, la aplicación Amazon Flex, similar a Uber, les permite a los repartidores hacer entregas en sus propios coches, entre viaje y viaje. De este modo, algunos repartidores obtienen las "ventajas" del pluriempleo y no paran en todo el día. La app de repartos de Amazon era para mucha gente, antes de la pandemia, una changa extra para ganarse unos dólares. Súbitamente, para muchos de esos repartidores se convirtió en el principal empleo. Y así es como llegaron al sálvese quién pueda. Sin otra fuente de ingresos, un segundo puede representarles 15 dólares y mucha gente por 15 dólares te puede llegar a morder.
Los delivery de la cadena de alimentos de Whole Foods en Chicago están haciendo lo mismo que los de Amazon, en este caso corriendo para ser los primeros en llevar comida caliente a la casa de los clientes. Las ofertas instantáneas se envían por un sistema automatizado que detecta qué conductores están cerca de sus teléfonos: por eso el árbol como solución desesperada. De este modo, el repartidor puede estar a 30 cuadras del lugar del pedido, pero si tiene un teléfono ubicado cerca de la central se quedará con el delivery. Técnicamente, es como si hubiera un "intermediario" virtual entre el repartidor y la salida de la orden, lo cual va en contra de las políticas corporativas de las empresas y, en cierto modo, las perjudican, porque el pedido no lo toma el repartidor que está más cerca del destino, sino el que tiene el teléfono en el árbol más cercano a la central.
"Si todas las rutas se alimentaran a través de un dispositivo, sería fácil de detectar para Amazon. Están jugando con el sistema de una manera que hace más difícil que Amazon lo descubra. Están un paso adelante del algoritmo de Amazon y sus desarrolladores", explica Chetan Sharma, consultor de la industria inalámbrica.