La Biblioteca Apostólica Vaticana fue fundada por el papa Nicolás V en el siglo XIII, pero fue un siglo después que el papa Paulo III nombrara al primer Cardenal Bibliotecario. En los pontificados de León XIII y Pío XI la biblioteca se enriqueció con donaciones, legados y cesiones que incrementaron la cantidad de manuscritos, incunables y grabados únicos.
Algunos de esos ejemplares son tan antiguos que su sola exposición a la luz podría dañarlos. Desde el 2014 la institución comenzó el mayor proceso de digitalización de su historia. En él se van a escanear más 41 millones de páginas, de más de 82.000 manuscritos.
El proceso va a llevar unos 20 años y con el mismo todos los ejemplares van a formar parte de la web de la Biblioteca Apostólica Vaticana, para que cualquiera pueda acceder a este valioso material desde su smart phone, tablet o computadora.
Hoy, mediante un video, puede verse cómo se realiza el proceso de digitalización de los manuscritos y la tecnología que se utiliza para lograr un resultado óptimo.
La preservación digital fue entregada a la empresa japonesa NTT DATA, con una amplia trayectoria en la implementación de nuevas tecnologías para la solución de problemas diversos.
La colaboración entre la empresa y el Vaticano tiene un valor inicial de 22 millones y medio de dólares, con los cuales se cubrirá de digitalización de 3.000 ejemplares hasta el año 2018.
De libros grandes al formato digital.
El formato que eligieron para la conservación de los manuscritos es FITS, creado por la NASA en 1981 para archivar imágenes y datos del espacio.
Se eligió este formato para que los documentos perduren en el tiempo, por eso no se confió en formatos más standard como los .jpg o .pdf ya que poseen licencia y no son tan estables por su gran cantidad de actualizaciones.
Ya existen documentos para consultar vía web.
Hoy, la biblioteca, que comenzó con 350 códices en 1448, cuenta con 1.600.000 libros, de los cuales 8.300 son incunables, 150.000 manuscritos, 100.000 documentos impresos y unas 300.000 monedas y medallas.
Para llegar hasta la fortaleza se debe cruzar el patio Beldevere, no permitido para turistas, donde se encuentra la colección para su tratado, consulta y digitalización: “Los manuscritos que conservamos aquí no son nuestros, son producto de la humanidad y hay que ponerlos a disposición de esa misma humanidad”, declara el viceprefecto de la Biblioteca, Ambrogio M. Piazzoni al sitio One.
La biblioteca.
En este proyecto trabajan unos 20 expertos que fotografían y escanean incunables y libros de todas las lenguas y materias. Previamente, cada uno de ellos pasaron por el ojo clínico del taller de restauración, quienes dan las instrucciones para la digitalización: pasar la página por el ángulo superior, tener cuidado con las fisuras o no abrir los volúmenes más de treinta grados.
Debido a lo costoso de este proyecto, al que le faltan unos 16 años para ser terminado, en 2012 nació la fundación Digita Vaticana para recaudar fondos y lograr el objetivo.
Los incunables del Vaticano al alcance de todos.
Según Maite Bulgari, la directora de la fundación, el objetivo no es más que el de salvaguardar el patrimonio, pero sobre todo que se pueda avanzar en la investigación de los textos. “Con la digitalización habrá más descubrimientos. Para los estudiosos será más fácil comparar diferentes manuscritos al disponer de herramientas de búsqueda avanzada por palabra clave, algo que los antiguos manuales no permiten”, relata Bulgari.
Cada año casi 100 especialistas consultan los documentos previa acreditación. Es el mismo Piazzoni quien explica algunos de los libros más preciosos de la Bilvioteca, como el Códex Vaticano, uno de los más antiguos del mundo, que data del siglo V.
Da Vinci digitalizado.
El prefecto de la Biblioteca, Cesare Pasini, asegura que solo los documentos más valiosos y desmejorados son los que se pondrán en valor, aunque confían en que no van a perder a los estudiosos porque, “si sus estudios son serios, sentirán la necesidad de venir aquí, ver el manuscrito y estudiarlo de cerca”.
Pero hoy, ya hay algunos libros que se pueden consultar en la web de la biblioteca vaticana como el libro de pintura de Leonardo Da Vinci, entre otros.