La presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, visitó hoy a su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva luego de que la Policía Federal lo trasladara sorpresivamente ayer, allanamientos simultáneos mediante, para declarar por su supuesta participación en una red de corrupción entre contratistas de Petrobras conocido como Petrolao.
El líder del PT, Lula da Silva, y la presidenta Dilma necesitan del apoyo mutuo para salir airosos del Petrolao.
La cumbre entre el líder del Partido de los Trabajadores (PT) y su sucesora en Planalto duró una hora en la residencia de Sao Bernardo do Campo. Afuera de la casa de Lula, cientos de simpatizantes del oficialismo apoyaron a sus referentes al grito de “¡no habrá golpe!”. La investigación contra Lula ya salpica a Dilma porque parte de la oposición, además del juicio político, exigió ayer “elecciones anticipadas”.
Lula declaró ayer durante tres horas por la acusación de haber recibido coimas.
La presidenta del Brasil llegó a la residencia de su padrino político a las 13.30 en un vehículo con la ventana baja y no quiso hablar con la prensa. Minutos antes, su antecesor había agradecido aalos militantes que se habían acercado a apoyarlo: “Es inapropiado hablar aquí porque estamos al lado de un hospital, pero bajé a saludar a los compañeros”.
Finalmente, Lula, su esposa Marisa Leticia y Dilma salieron juntos al balcón para agitar las manos. La respuesta no se hizo esperar. “Lula, guerrero del pueblo brasileño”, expresaron los cientos de simpatizantes que salieron a la calle para apoyarlo.