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Demandó a Starbucks por U$S 5 millones porque le sobraba hielo al frappuccino

En Chicago hay que guardar las proporciones. Sobre todo si uno trabaja en un bar. Un café helado debe ser un café helado y no un cubito marrón. En caso contrario, uno se puede encontrar con clientes enojados y abogados interesados en ayudarlos.

03 Mayo de 2016 07:48
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La doctora Stacy Pincus acercó el vaso a su boca, bebió y sintió, tal vez, que el frappucino tenía mucho de frappé y nada de capuccino. En otras palabras, mucho hielo, algo de crema y nada de café. Es una ecuación delicada, se sabe: si el empleado equivoca las proporciones, el manjar puede devenir un líquido amarronado y tedioso. Pasa en las mejores familias. Para la doctora fue una ofensa imperdonable. La habían engañado en su buena fe. ¡La habían estafado! Por eso, la doctora Stacy Pincus dijo basta, no puede ser que me traigan más hielo y menos café del que les pedí. ¿O acaso mi plata no vale? Y así fue como decidió demandar a la cadena Starbucks por 5 millones de dólares. En Chicago, cuando uno pide un café quiere un café y no un vasito rellenado a puro hielo. 

Stacy Pincus. Defraudarla cuesta cinco millones de dólares.

¡Fraude a los consumidores! ¡Publicidad engañosa!, clamó Stacy Pincus. Y su abogado (¿el doctor Saul Goodman?) se restregó las manos. "Starbucks instruye a sus empleados para servir a sus clientes menos líquido del publicitado", repitió, palabra por palabra, el guión que le armó Saul. La cadena, gigantesca y arrogante, no se mosqueó ante la demanda. "El hielo es un componente esencial de toda bebida helada. Si un cliente no está satisfecho con la preparación de la bebida, con gusto la reemplazaremos", dijeron en un comunicado, que no tenía otra firma que el omnipotente logo de la cadena.

El doctor Saul Goodman sería el abogado de la doctora

Starbucks tiene más de 23.000 cafeterías en el mundo y el año pasado presentó un superávit de 19.200 millones de dólares, un 16,5 % más que en 2014. No es que se vaya a fundir si le paga a la doctora Pincus los cinco millones de dólares que reclama, pero tampoco es cuestión de hacer beneficencia ante cada cliente disconforme o avivado. Los tribunales de Chicago esperan, entonces, la madre de todas las batallas. La batalla del Frappuccino.