Roberto Domínguez había partido hace cuatro años a Ecuador en busca de un mejor pasar económico. La apuesta era intentar encontrar trabajo en las tres especialidades que manejaba: pintor, dibujante y tatuador. Las vueltas de la vida hicieron que viajara a Vilcabamba, a 40 kilómetros de la ciudad turística de Loja, en Ecuador.
Días atrás había regresado de Perú, uno de los lugares a donde había ido a probar también suerte. Su intención, según contaron sus amigos allí, era expandirse en contactos y redes. Oriundo de Lanús, Domínguez,alertó a los dueños del hostel en donde se hospedaba, como también a las autoridades de los episodios de violencia que protagonizó el británico que terminó por matarlo.
Roberto Domínguez, el artista asesinado
La noticia de su muerte cayó como una bomba entre sus seres queridos, en especial quienes compartían el tiempo con el en el hostel Las Ruinas de Quinara. Pero sobre todo por las alertas tempranas y las denuncias que ya habían realizado sobre el británico. A eso se le sumó que la policía tardó, según relataron, varios minutos en llegar a socorrer a Domínguez, que falleció en el hospital luego de dos horas de pelear por su vida. Tenía 37 años.
Una de las últimas fotos que subió a su Facebook
Fanático del heavy metal, Domínguez estaba seguro de que podía llegar a tener algún problema con el británico y así lo reflejó en su cuenta de Facebook."Si no sabes de mí en los próximos días, bueno, puedes imaginarlo...", escribió
Millen A.P, el británico que mató al argentino
Su familia ahora, según pudo saber este medio, se encuentra intentando avanzar con los trámites para repatriar su cuerpo. En la Cancillería argentina les enviaron inclusive el presupuesto que asciende a cerca de U$D 6.000.