Una mala noticia, dentro de la carrera contra el tiempo. Se complicó aún más el rescate de Julen, el nene de dos años que el domingo pasado cayó a un pozo en la localidad malagueña de Totalán, en España.
Las máquinas perforadoras que permitirán llegar hasta él tuvieron nuevos obstáculos para acceder al terreno. Los operarios debieron apisonar el terreno antes y desmontar las máquinas en dos partes para que pudieran ser trasladas.
Una parte de la gigantesca perforadora con la cual intentarán hacer un pozo para sacarlo.
Encima se halló un "estrato rocoso de pizarra" en las excavaciones previas a la perforación del primer túnel vertical, lo que "ralentiza" el movimiento de tierra. Todo conspira contra un equipo de especialistas que quieren sacar al chico cuanto antes, ya que el tiempo dificulta sus posibilidades de supervivencia.
"Si todo va en el ritmo esperado, nosotros somos los más interesados en que (la perforación) se hagan cuanto antes esta tarde", dijo hoy Ángel García Vidal, delegado del Colegio de Ingenieros de Caminos en Málaga.
Según opinó García Vidal, los trabajos de perforación pueden demorar entre 12 y 15 horas, pero todo "depende del terreno", por lo que esperan llegar hasta Julen antes del lunes. Los participantes en el operativo de rescate mantienen aún la esperanza de hallar con vida a Julen.
"Es como si Julen fuese el hijo de todos. Si su hijo estuviese ahí iría a por él, ¿no? Pues nosotros vamos a por él", señaló.
Unas 300 personas trabajan sin descanso en el rescate, que se complicó por la inestabilidad del terreno y ahora enfrenta una amenaza de lluvia, prevista para el sábado. Si no lograron construir el túnel paralelo antes de que se largue a llover, deberán paralizar el trabajo.
Aunque los rescatistas no tienen datos fehacientes sobre la salud de Julen, mantienen la esperanza de que debajo del tapón de tierra hallado en el pozo -a unos 73 metros de profundidad- exista una "bolsa de aire" que le permita respirar.