El abogado de Dilma Rousseff, José Eduardo Cardozo, coincidió con su representada en calificar como un "golpe parlamentario" la destitución de la presidenta brasileña. "Vamos a entrar en el Supremo Tribunal Federal (equivalente a la Corte Suprema de Justicia de la Argentina) para plantear la anulación del proceso", anticipó el letrado.
Cardozo y la presidenta Dilma Rousseff, su representada.
"No existen hechos para que un presidente sea destituido de su cargo. La Constitución brasileña dice que para que un presidente sea destituido tienen que haber ocurrido hechos ilícitos graves, y Dilma no ha cometido hechos ilícitos graves. Son pretextos jurídicos utilizados por la oposición y por otros parlamentarios que no querían la continuidad de su gobierno", señaló.
La apelación no será fácil. "Es una situación compleja, porque hay una jurisprudencia en el Brasil de que la Justicia no puede rever los juicios políticos del Senado, lo que me parece correcto... en un Estado de Derecho", matizó.
En diálogo con Luis Novaresio, Cardozo contó que Dilma está "en Brasilia, en el Palacio de Alborada: tiene 30 días para dejar el Palacio, pero lo va a dejar antes". El abogado describió a la presidenta destituida como "una mujer muy fuerte, que tiene una fuerza fantástica, impresionante, una guerrera, una mujer tremenda, que tiene una disposición fantástica para luchar y para defender la democracia".
En relación con los hechos que motivaron su destitución, Cardozo aseguró que "se la acusa de hacer malos manejos presupuestarios, que no ocurrieron en forma ilegal. Todos los Gobiernos anteriores han hecho esto: el de Lula, el de Fernando Henrique (Cardoso)" , aclaró.
Michel Temer, presidente surgido de lo que Cardozo llama "golpe parlamentario".
"Ningún Gobierno que empieza su acción con la característica de la ilegitimidad puede resolver una crisis. Al contrario, yo creo que se puede profundizar con un Gobierno que se encuentra en una situación de ilegitimidad como el de Temer. Ahora un Gobierno que fue elegido para una transformación social, un gobierno de centroizquierda, se convirtió en un gobierno de derecha, ultraconservador, que no tiene en su equipo ni mujeres, ni negros. Un gobierno distanciado del pueblo que no fue electo y por lo tanto no tiene ni credibilidad ni tiene legitimidad en la sociedad brasileña, y no tiene condiciones para la superación de la crisis", concluyó Cardozo.