Incluso tiempo antes del ataque a la revista francesa Charlie Hebdó en enero pasado, la violencia con la que se manejaba el Estado Islámico era indiscutida. Atentados, decapitaciones, videos con torturas y feroces matanzas componen el historial de los yihadistas.
Luego de los atentados que ISIS llevó adelante en París el 13 de noviembre, donde murieron 130 personas, uno de los aspectos más llamativos era la edad de los extremistas: la mayoría tenían menos de 30 años.
Tarde o temprano, la pregunta es inevitable: cuál es el camino y por qué tantos jóvenes decidieron involucrarse de lleno en una de las agrupaciones que más temor imparte al mundo por estas semanas. Para los expertos, incluso psiquiatras que han estudiado el fenómeno, no existe aún un “patrón común” entre sus miembros.
Para el psiquiatra y antropólogo Richard Rechtman, quien estudia desde hace varias décadas el genocidio en diversas partes del mundo, “es más cómodo identificar a los verdugos como gente malvada y sádica, pero no es así”. “No existe una explicación psicológica” para hallar una patología común entre los terroristas de ISIS, señaló el experto, en diálogo con el periódico El País, de España.
De todos modos, sí existen algunos puntos en común a la hora de accionar. En el caso de los atentados en París de hace dos semanas, las propias fuerzas de seguridad francesas investigaban si los terroristas habían utilizado “Captagon”, una droga capaz de inhibir el dolor y el miedo a la hora de actuar: no sólo para matar, sino también para morir. Se trata de una potente combinación entre anfetaminas y cafeína.
Los extremistas apelan a la droga Captagon.
Tampoco se descarta que esa falta de remordimiento o culpa alguna por las matanzas, descrita por los propios sobrevivientes de los ataques del 13 de noviembre, tengan que ver con un entrenamiento realizado por el Estado Islámico.
Rechtman asegura que “los genocidas hacen lo que les piden sin hacerse preguntas”, y que “hay una dimensión de teatralidad, que los terroristas manejan muy bien”. En este sentido, el psiquiatra asegura que “los miembros de ISIS son occidentales, conocen Europa, y a la vez Oriente Próximo, así que tienen un conocimiento excepcional de lo que nos aterroriza, y a la vez eso les glorifica”.
Abdelhamid Abbaoud tiene apenas 28 años y se sumó hace varios años al Estado Islámico.
Muchos de los terroristas que se sumaron a las filas del Estado Islámico son muy jóvenes. En los últimos ataques, no superaban los 30 años. De hecho, Abdelhamid Abbaoud, que finalmente fue abatido en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad francesas en Saint Denis, tenía 28 años. Y Hasna Aitboulahcen, la joven que se inmoló esa misma madrugada, tenía 26.
Según una investigación de Univisión, el Estado Islámico utiliza las redes sociales como uno de los principales métodos para cautivar a hombres que se sumen a sus filas. En Twitter, cuentas vinculadas a ISIS emiten alrededor de 90 mil comunicaciones por día con mensajes encubiertos.
Incluso, los expertos aseguran que muchos de aquellos que se suman al yihadismo tienen doctorados y maestrías que utilizan “para algo criminal y difundir la ideología del islamismo radical”. “Se trata de jóvenes sin fibra familiar”, aseguran.
Hasna Aitboulahcen se había sumado al Estado Islámico. Tenía 26 años.
Para el psiquiatra y antropólogo, ISIS plantea un interrogante. Tiempo atrás, dice Rechtman, se decía que “si no matabas, morías”. “Con ISIS es mucho más complicado porque se suicidan. Eso demuestra que no es el miedo a la muerte lo que los hace actuar, sino un discurso que se lanza cuando se dan cuenta de lo que han hecho”, analiza.