A veces pasa. El 18 de octubre, hace exactamente una semana, a las 15.40, en algún lugar de Bolivia el señor Gonzalo Hurtado la estaba pasando bien en su Toyota negro con chapa Z904UAU. Estaba bien acompañado, aunque no trascendió si su compañía era masculina o femenina.
Quién sabe si fue la primavera, la falta de recursos para ir a un lugar más cómodo, o la sencilla pregunta: ¿Por qué esperar? Lo cierto es que ahí estaba el señor Hurtado en su Toyota negro, muy bien acompañado. Hacía calor, mucho calor, pero, como cantaban los Abuelos de la Nada, "Así es el calor" Y el señor Hurtado dijo "¿Y por qué no?" Y ella (o él, jamás lo sabremos) dijo: "¿Y por qué no?" Y todo fue alegría dentro del Toyota negro. El auto estaba detenido, pero él no. Y su acompañante, tampoco. Hasta que, ay, llegó la policía.
La boleta donde el agente Pol M. Chino, incorruptible, asentó la infracción del señor Hurtado.
El agente Pol M. Chino (sí, así se llama) dijo: "¡Ohhhh!" Y luego: "¡Esto no puede ser!" Y luego, otra vez, "¡Ohhhh!" Y evaluó durante un buen rato qué hacer. ¿Cinco minutos? ¿Diez minutos? Sin ser detectado por los amantes, el valiente funcionario policial constató, una y otra vez, que la contravención no cesaba. ¡Estaban cometiendo la infracción 381/43! ¡Qué manera de infringir la ley! ¡Con qué entusiasmo! "Esto no puede ser", se dijo, y pensó que todo tenía un límite.
Golpeó enérgicamente la ventanilla. Sus nudillos sedientos de orden se estrellaron contra el vidrio, acaso empañado. Toc toc. No hubo respuesta. Ellos estaban en la suya, no lo escuchaban. Pol M.Chino golpeó de nuevo la ventanilla. Ahora sí. El señor Hurtado escuchó. "Pero, ¿será de Dios?", se dijo, fastidiado. Bastante poco le faltaba para terminar la faena. Interruptus.
"Vístanse, por favor", dijo el agente Pol M. Chino. Ellos se vistieron a toda prisa. El señor Hurtado le preguntó si no era posible arreglar este incómodo asunto. Incorruptible, Pol M.Chino le preguntó por quién lo estaba tomando. El señor Hurtado le dijo que no se ponga así, pero Pol M. Chino ya no lo escuchaba. Anotó en su boleta, la número 2513247, el día (18/10/16), el horario de la infracción (15.40), el nombre del conductor (Gonzalo Hurtado), el número de su licencia (5333940), tildó el tipo de vehículo (automóvil), la marca (Toyota), el color (negro) y el tipo de infracción (actos inmorales). Pero no estaba satisfecho. Quiso ser más específico. Entonces escribió la palabra que faltaba para que todo quede bien claro: culeando, entre paréntesis. (Culeando).