El "Día del Sol" no podría haber llegado en un peor momento. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ordenó arrojar "la madre de todas las bombas" en Afganistán, dándole un durísimo golpe a los soldados allí ocultos del Estado Islámico (ISIS) a la vez que un mensaje de advertencia a Corea del Norte. El líder supremo de esa autodenominada República Popular Democrática (RPDC), Kim Jong-un, encabezó en las últimas horas uno de los mayores desfiles militares de todo el mundo para recordar a su abuelo, Kim Il-sung, nacido hace 105 años el 15 de abril de 1912, homenajeado tras su muerte el 8 de julio de 1994 como Presidente Eterno.
Kim Jong-un, con 34 años, es el líder supremo de Corea del Norte.
El Líder Supremo, con sólo 34 años, es a la vez comandante supremo del Ejército Popular, mariscal de la República, presidente de la Comisión Nacional de Defensa, secretario general del Partido del Trabajo, vicepresidente del Comité Militar Central de ese espacio.
El desfile militar en el "Día del Sol".
En la Agencia de Inteligencia de Corea del Sur, en cambio, sospechan que no nació el 8 de enero de 1982 sino uno año después.
Corea del Norte mostró disciplina, armas y determinación.
Como sea, el hombre más poderoso entre los 25 millones de norcoreanos encabezó el desfile militar en la Plaza Kim Il-sung -otro homenaje a su abuelo Presidente Eterno- para mostrar la disciplina de su ejército, exhibir sus armas y demostrar que no tiene miedo de ir a una guerra nuclear contra los Estados Unidos.
El actual líder del régimen es el abuelo del fundador del país.
En sus primeros 86 días de gestión, Trump no dudó ordenar sus primeros bombardeos en la Siria de Bashar Al Assad, enviar el Portaaviones USS Carl Vinson justamente hacia la costa de Corea del Norte y utilizar la bomba no nuclear más poderosa en Afganistán.
Corea del Norte avisó que está preparada para la guerra.
Así, en una escalada bélica donde importan más los laberintos psicológicos del presidente de los Estados Unidos y el líder Supremo de Corea del Norte, el Papa Francisco rogó a los "señores de la guerra" detener lo que considera una Tercera Guerra Mundial en partes.