El dentista norteamericano Walter James Palmer, quien supuestamente pagó 50.000 dólares por matar al león Cecil, el más grande de Zimbawe y una gran fuente de divisas para el país, recibió una catarata de críticas en su casa y en su clínica, que cerró las puertas hasta nuevo aviso.
Palmer, un dentista que vive en el suburbio de Eden Prairie, Minneapolis, dijo en un comunicado que no sabía que el león estaba protegido y que confió en los guías locales para asegurar una cacería legal.
Según grupos conservacionistas, se cree que el león fue asesinado el 1 de julio en el parque nacional Hwange y su cuerpo fue hallado días después, informó un comunicado del Grupo de Conservación de Zimbawue y la Asociación de Operadores de Safari de Zimbawue.
Durante una persecución nocturna, los cazadores ataron un animal muerto para hacer que el león saliera de un parque nacional, relató Johnny Rodrigues, presidente del grupo de conservación. El león herido fue hallado 40 horas después y muerto con una pistola, agregó Rodrigues.
Palmer, después de haber cazado un rinoceronte.
"La parte más triste de todo es que ahora que Cecil está muerto, el siguiente león en la jerarquía, Jericho, posiblemente mate a los cachorros de Cecil", agregó Rodrigues.
Un programa de investigación de la Universidad de Oxfort estudiaba a Cecil, reconocible por su melena negra, agregó el grupo de conservación.
"Hasta donde yo sabía, todo el viaje fue legal y estuvo gestionado de forma adecuada", dijo Palmer en la nota, recogida por la cadena CNN.
Palmer, en el centro, en otra cacería.
Cecil, de 13 años, era una de las principales atracciones del Parque Nacional de Hwange y también formaba parte de un estudio de la Universidad de Oxford. El animal llevaba, además, un collar GPS que registraba todos sus movimientos.
"No tenía ni idea de que el león era conocido, estaba vigilado y formaba parte de un estudio hasta que finalizamos la cacería. Confié en la experiencia de los guías locales para garantizarme una caza legal", agregó el dentista cazador.
La clínica de Palmer cerró hasta nuevo aviso.
Palmer recibió una lluvia de críticas en las redes sociales y en la puerta de su casa y en la de su clínica, que sufrió un ataque de hackers. Ante el aluvión de rechazos, la clínica cerró las puertas hasta nuevo aviso.