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El drama de la azafata que sobrevivió al vuelo del Chape: "El milagro es mi cruz"

Instalada en Bolivia, Ximena Suárez relató la crisis que atraviesa desde que llegó a su país. Costosos tratamientos, traumas psicológicos y dolores físicos que le impiden cuidar a sus hijos.

16 Febrero de 2017 18:26
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El 28 de noviembre no fue un día más para Brasil, sobre todo para los familiares de las 71 personas que fallecieron en el trágico vuelo que transportaba, entre otros, al plantel del Chapecoense que debía enfrentar a Atlético Nacional en al final de la Copa Sudamericana.

La única mujer sobreviviente del vuelo de LaMia. 

A casi tres meses del siniestro, los seis sobrevivientes del vuelo retornaron a sus hogares y la mayoría está transitando un largo camino para “normalizar” sus vidas. Si bien los jugadores del Chapecoense manifestaron que el milagro significó una segunda oportunidad para vivir, para la azafata Ximena Suárez representa todo lo contrario.

En diálogo con la BBC, Suárez explicó que haber sobrevivido a la caída del avión de la empresa LaMia fue “un milagro, pero también una cruz". La mujer se encontraba en la parte trasera del avión que quedó totalmente destruido al caer en el Cerro Gordo de la Unión, en Antioquia, Colombia, a pocos kilómetros de Medellín.

Así fue recibida en Bolivia el pasado 19 de diciembre. 

“Yo sentí que Dios me dijo 'te saco y después luchamos'. Así lo sentí. Luchar por mis hijos, por mi familia, por volver a verlos. Es una situación que nadie se puede imaginar", señaló la ex azafata de LaMia. Pese a esto, el incidente representó más que un susto en su vida, ya que aseguró que al llegar a su país, Bolivia, sumó decenas de problemas.

El calvario

Según le explicó al medio, tuvo que poner de su propio bolsillo el dinero para llevar adelante el tratamiento. “Estoy realizando fisioterapia en el tobillo y en el cuello. Tengo dolores en la espalda. Tienen que hacerme una cirugía de nariz. Están terminándome los dientes, porque perdí los frontales", describió Suárez.

El desastre del cual salió viva.

La ex azafata describió que para los tripulantes del avión, la póliza de seguro que tenía LaMia con la compañía boliviana Bisa cubría hasta US$25.000 para gastos médicos. Y la clínica colombiana en la que Suárez recibió atención de emergencia y los primeros tratamientos cobró US$12.700, dijo el abogado de Suárez, Carlos Subirana, a la BBC.

"Ella tuvo que gastar de sus propios recursos y llevar las facturas para que le pagaran el tratamiento. Pudimos conseguir judicialmente que la aseguradora pague parte del tratamiento", explica. Sin embargo, una vez que alcanzó el límite de la cobertura, costear el resto de los medicamentos y de las terapias se convirtió en una gran carga para la azafata.

Traumas

Además, el caótico desenlace del vuelo le provocó traumas psicológicos. "Ahora necesito medicamentos para dormir. Se me vienen imágenes a la cabeza del accidente. Me levanto con pesadillas, me vienen imágenes del equipo, de los pasajeros que iban tan felices", explicó la joven que debe hacerse cargo de dos niños, uno de 2 y otro de 6 años.

Suárez señaló que el milagro se convirtió en su cruz. 

LaMia rechazó ofrecer una reparación económica de daños, por lo que Suárez abrió una cuenta de ayuda para poder terminar con su tratamiento y regresar lo antes posible a trabajar. Sin embargo, algunos usuarios en redes sociales le criticaron este accionar.

"Decían que era mejor que me hubiera muerto, que me estaba aprovechando de la gente de buen corazón, que por qué no me ponía a trabajar", lamentó Suárez. En total, la ex azafata alcanzó una suma de US$ 2.900 a través de su petición en tan solo 22 días.

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