19 Mayo de 2017 14:56
Luego del escándalo en el que se vio involucrado Michel Temer, dándose a conocer unos audios que muestran al jefe de Estado de Brasil avalando el pago de millonarias coimas para preservar su gestión, el empresario brasileño Wesley Batista -dueño del frigorífico JBS que delató a Temer- reveló ante la justicia que dispuso de 150 millones de dólares en una cuenta en Estados Unidos para financiar las campañas electorales de los ex presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.
Lula y Rousseff comprometidos con la justicia.
La información consta en el video de la delación premiada de Batista ante los fiscales anti-corrupción, que está causando un terremoto político que también alcanza al presidente Michel Temer. Batista dijo que puso dos cuentas corrientes personales en Nueva York que eran operadas por el ex ministro de Economía de Lula y de Rousseff, Guido Mantega.
La declaración de Wesley Batista.
"El dinero fue usado en gastos de campaña. Guido Mantega me dijo que 80 millones de dólares eran de la era Lula. Y otros 70 millones de dólares eran para Dilma. En 2014 se terminó la cuenta y no me pidieron más", manifestó Batista, según el vídeo que liberó el Supremo Tribunal Federal.
Sin embargo, ante las acusaciones por parte del empresario, Rousseff y Lula negaron las acusaciones y dijeron que nunca pidieron dinero para el empresario. En el video no queda claro si este dinero era retirado por Mantega o por otro dirigente del Partido de los Trabajadores.
El empresario dijo que Mantega le decía que Dilma y Lula sabían de esta financiación ilegal depositada en Estados Unidos. A su vez, explicó que el tesorero de la campaña de Rousseff en 2014 lo convocó para que use el dinero para financiar las campañas de los partidos aliados al PT.
Joesley Batista, uno de los dueños del frigorífico JBS.
Esta es una nueva acusación que involucra a Lula, procesado en cinco causas en la Operación Lava Jato. Batista, que tiene un hermano también delatando a políticos (Joesley) señaló que pagó sobornos a funcionarios que administraban fondos de pensión en los que la empresa tenía participación y servían como financiación para la expansión de la empresa.
Wesley Batista también confesó que nunca pagó sobornos durante la era de Lula o de Rousseff para lograr préstamos en el Banco Nacional Económico y Social (BNDES) para acceder a créditos subsidiados. En esa línea, el dueño de JBS reveló que Rousseff le pidió unos 10 millones de dólares para la campaña del actual gobernador de Minas Gerais, Fernando Pimentel.
El empresario dijo que no quería aparecer como un gran aportante de la campaña, y entonces la solución encontrada por los políticos fue que JBS, una empresa cárnica, le comprara el 3% a los concesionarios del estadio Mineirao, el estadio donde Brasil perdió 7 a 1 contra Alemania en la semifinal del Mundial 2014.
Sobornos a ambas partes
El proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff estuvo regado de sobornos por parte de la empresa multinacional brasileña JBS, cuyos ejecutivos delataron ante la justicia que pagaron una campaña por internet a pedido del entonces vicepresidente Michel Temer, y coimearon a cinco diputados para votar a favor de la permanencia de la mandataria.
Joesley Batista, dueño de JBS.
El empresario Joesley Batista, en el anexo 9 de la delación premiada de la empresa JBS a cambio de evitar la prisión y pagar una multa de unos 4.000 millones de dólares, reveló que Temer lo convocó a su oficina en San Pablo durante el proceso de impeachment.
Batista dijo que Temer le pidió, y el accedió, a pagar el equivalente a 100.000 dolares en efectivo para una empresa de marketing en redes sociales para levantar su imagen política, quien finalmente asumió como presidente interino el 12 de mayo y fue confirmado en el cargo el 31 de agosto.
Pero del otro lado también denunció al diputado Joao Bacelar, del Partido de la República, quien lo buscó en su mansión el sábado anterior a la votación de la Cámara de Diputados. "Bacelar me mostró una lista de 30 diputados que estaban vendiendo su voto a 1,5 millón de dólares cada uno. Yo negocié bajar el precio y dije que le pagaba a apenas cinco", comentó.
Michel Temer, presidente de Brasil.
Finalmente, confesó que pagó 1 millón de dólares a cada diputado y que la acción, según le contó Bacelar, estuvo monitoreada por el ex ministro de Economía Guido Mantega, del Partido de los Trabajadores de Rousseff. La delación premiada del grupo JBS ha puesto contra las cuerdas a los principales líderes políticos de Brasil.