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El escalofriante relato de una sobreviviente de Auschwitz que hoy vive en Villa Crespo

Hanka Dziubas, de 88 años, se animó a contar su historia en un libro.

28 Enero de 2018 09:54
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Hanka Dziubas nació en Polonia, tiene 88 años y vive una apacible vida en Villa Crespo. Sin embargo, su pasado alberga uno de los capítulos más oscuros de la historia: sobrevivió a los horrores del campo de concentración de Auschwitz. 

El libro que relata la historia de Hanka. 

En un acto de valentía, decidió volver a recorrer sus traumáticas vivencias para darlas a conocer en el libro Hanka 753, en el cual el escritor Alejandro Parisi reconstruye su relato. 

"Me siento mejor, porque cuando nos pasó esto y por fin fuimos liberados, juramos que no íbamos a olvidar a nuestros muertos", expresa en diálogo con Clarín sobre la decisión de rememorar su duro pasado. 

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Antes de ser trasladada a Auschwitz, Hanka vivió en el gueto de Lodz, donde fue testigo de hechos aberrantes. "Vinieron soldados alemanes a decir que las madres vistieran a los chicos con su mejor ropa, porque los iban a llevar a un lugar para cuidarlos. Una vecina mía, casada hacía poco tiempo, tenía un chico de un año. Era su primer hijo. ¿Qué madre podía entregar a su hijo? Pero un soldado alemán se lo sacó de los brazos. Como la mujer lloraba, con la bota pisó a la criatura en la cabeza hasta que lo mató. La madre se puso a gritar y besaba la bota donde estaba la sangre de su hijo. El soldado sacó la bayoneta y la mató", recuerda. 

Hanka en una imagen de su adolescencia. 

Para ella, no sólo Alemania fue responsable del Holocausto, sino también los países que observaron con complicidad la masacre. "Roosevelt juntó a treinta y tres países para buscar una forma de ayudar a los judíos, que ya eran perseguidos. ¿Y qué hicieron? Nada", señala apuntando hacia el en aquel entonces presidente norteamericano.

"La respuesta fue que los judíos éramos ladrones y sucios. Hasta el día de hoy no entiendo por qué tanto odio", remarca. "El mundo recién reaccionó cuando se vieron amenazados ellos. Rusia, Inglaterra y Estados Unidos, recién en ese momento hicieron algo". 

Vida interrumpida

Mordejai Dziubas, el padre de Hanka y sus seis hermanos, era viudo y nunca quiso volver a casarse. Nunca faltó en su casa comida, ni educación. Pero la tragedia llegó cuando fueron encerrados en el gueto.  

Hanka tiene 88 años y vive en Villa Crespo (Foto: Ariel Grinberg).

"Un día mi papá volvía del trabajo y justo pasó por un instituto de alemanes. Lo agarraron, lo desnudaron, le cortaron media barba y el pelo, pusieron música y lo hicieron bailar para ellos", relata ella. "Después de un rato lo tiraron a la calle. Era pleno invierno. Se tuvo que vestir en la calle. Cuando llegó a casa llamó de abajo y le pidió a mi hermana que le bajara un gorro. Mi otra hermana me dijo que me fuera a dormir. Ellas me protegían para que yo no tuviera miedo".

Eventualmente, cuando Hanka tenía nueve años, su padre fue subido entre golpes a un camión por soldados nazis y jamás lo volvió a ver. Más tarde, ella también terminó en el campo de concentración de Auschwitz, donde confiesa que tenía tanto hambre que el olor a carne quemada que salía de los hornos crematorios le daba "ganas de comer". 

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El gueto de Lodz, finalmente, fue dinamitado. "Los chicos estaba atrapados en un sótano. No tenían comida, luz ni aire. Con su propia sangre escribieron en la pared 'no nos olviden'. Y no los vamos a olvidar", subraya Hanka como sentencia final.