17 Enero de 2018 16:54
En la Araucania se dio hoy quizás uno de los encuentros más importantes y emotivos del paso del Papa Francisco por Chile. En una misa llena de colores donde participaron mapuches chilenos y argentinos el Sumo Pontífice les pidió que digan "no a la violencia" porque "termina volviendo mentirosa la causa más justa" y los convocó a practicar una "política para la paz".
"No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división. La violencia llama a la violencia, la destrucción aumenta la fractura y separación", dijo el pontífice en Temuco, 600 kilómetros al sur de Santiago, en la homilía a la que concurrieron 150.000 personas.
Sus palabras no fueron al azar, precisamente su llegada se vio envuelta en actos de violencias y algunas movilizaciones en protesta por los abusos de menores en la Iglesia, la ostentación del valor económico de la visita papal y la discriminación hacia los pueblos originarios.
"Estas actitudes son como lava de volcán que todo arrasa, todo quema, dejando a su paso sólo esterilidad y desolación", les dijo en referencia a todos los hechos violentos, al celebrar la "Misa por el progreso de los pueblos", que inició saludando con un "Mari, Mari" (buenos días en mapuche).
Diversos pueblos originarios participaron de la misa en Temuco.
La celebración comenzó con un rito en lengua mapundungun por un grupo de indígenas, para que luego el pontífice salude a los miembros del pueblo mapuche, así como también a los demás pueblos originarios que viven en estas tierras australes: rapanui (Isla de Pascua), aymara, quechua y atacameños, entre otros.
En un fuerte llamado a dejar de lado los conflictos, Francisco pidió buscar "el camino de la no violencia activa, como un estilo de política para la paz".
"Busquemos, y no nos cansemos de buscar el diálogo para la unidad. Por eso decimos con fuerza: Señor, haznos artesanos de unidad", les dijo animándolos durante la misa en la cual estuvo presente Juan Namuncurá, descendiente del beato argentino.
También estuvieron presentes delegaciones de organizaciones sociales argentinas, incluyendo el movimiento Evita, Barrios de Pie y la Corriente de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Así desde el altar, Francisco aseguró que "necesitamos de la riqueza que cada pueblo tenga para aportar, y dejar de lado la lógica de creer que existen culturas superiores o inferiores".
"El arte de la unidad necesita y reclama auténticos artesanos que sepan armonizar las diferencias en los 'talleres' de los poblados, de los caminos, de las plazas y paisajes", dijo, tras citar a las poetisas chilenas Violeta Parra y Gabriela Mistral.
Organizaciones sociales argentinas participaron de la misa en Temuco.
Tras la misa, Francisco almorzó con 11 habitantes de la Araucanía en la Casa "Madre de la Santa Cruz". Allí probaron un menú de carpaccio de pulpo, ossobuco con risotto y leche asada de postre. Entre los invitados estaban ocho mapuches de distintas comunidades, una mujer víctima de la violencia rural, un colono de familia suiza-alemana y un inmigrante reciente, Garbens Saint Fort, llegado desde Haití.
Francisco almorzó con un grupo de mapuches.
Esta reunión se da un momento en el que Chile debate en el Congreso un proyecto de ley para otorgar un reconocimiento constitucional a los pueblos originario. "La unidad no es un simulacro ni de integración forzada ni de marginación armonizadora", sentenció el Papa. "La riqueza de una tierra nace precisamente de que cada parte se anime a compartir su sabiduría con los demás. No es ni será una uniformidad asfixiante que nace normalmente del predominio y la fuerza del más fuerte, ni tampoco una separación que no reconozca la bondad de los demás", enfatizó.
