Cerca de la frontera con Tibet, en la zona comprendida entre las provincias chinas de Yunan y Sichuan, se asienta una tribu de alrededor de 40 mil habitantes con una organización social donde las mujeres tienen un rol de particular relieve.
Las mujeres mosuo toman todas las decisiones en su hogar.
Así, la cabeza de la familia es siempre su matriarca, quien tiene potestad absoluta de decisión en el hogar, incluyendo el manejo del dinero y de los trabajos de cada uno de sus miembros.
Las parejas jamás viven bajo el mismo techo y funcionan como una entidad denominada "matrimonio andante". Los hombres viven con sus madres, las mujeres con sus hijos y ellos sólo pueden visitarlas de noche con permiso previo.
Ellas, además, pueden tener varios amantes con lo cual la noción de paternidad también se diluye, ya que en muchas ocasiones no saben quién es el padre de cada uno de sus hijos. Sin embargo, usualmente las mujeres no se relacionan con varios hombres al mismo tiempo, sino que practican una especie de "monogamia serial".
Crianza colectiva
Luego del nacimiento de un niño, su padre no tiene ningún tipo de obligación de cuidarlo. Si la madre tiene hermanos, éstos suelen participar activamente de la crianzas y ofician como figuras paternas.
Las matriarcas mosuo son las figuras más respetadas de su sociedad.
Niños y niñas, mientras tanto, se visten de la misma manera hasta los 13 años, cuando reciben la vestimenta tradicional adecuada a su sexo en un rito de pasaje donde las preadolescentes también reciben su propia habitación privada dentro de la casa, donde pueden recibir a sus parejas una vez alcanzada la pubertad.
Los hombres no tienen obligación de crianza sobre los niños.
En una sociedad en apariencia feminista, es sorpresivo sin embargo que la maternidad sea la aspiración máxima de las mujereos mosuo. Tanto que, si no pueden tener hijos, suelen adoptarlos dentro de la misma tribu.