13 Julio de 2015 17:55
Joaquín Guzmán Lorea, más conocido como El Chapo, preso 3.578, se sentaba en su cama y hacía cuentas y planes: horas, días, metros, dólares, lugares. Aguzaba el oído tratando de detectar algún ruido ajeno al murmullo carcelario de la prisión mexicana de alta seguridad El Altiplano. Mientras, a diez metros de profundidad, su túnel avanzaba. Y una noche, como cada noche, especial se dirigió a las duchas. Nadie volvió a verlo. Sólo había un agujero, un pozo, una escalera y una especie de cueva. Y una ausencia.
Bomberos y policías buscaron al Chapo en cañerías.
Resultó que era la entrada a un túnel de 1.500 metros cuyo costo, según estimaciones de expertos e ingenieros hidráulicos y especialistas en tunelería, no puede ser inferior a los US$ 1.000 por metro, es decir, más de US$ 1,5 millones, una bicoca si se tienen en cuenta los recursos del Cartel, que sería superior a los 30.000 millones. Una obra de alta ingeniería, de 1,7 metros de alto, 80 centímetros de ancho, emplazada a 10 metros de profundidad, interconectada, dotada de ventilación, luz, desagues y rieles. Y sincronizada a la perfección.
Una construcción similar pero menos sofisticada. La tenía en su guarida.
“Es una emprendimiento de gran envergadura y complejidad, evidentemente se contó con asesoramiento profesional y una logística impecable. De todos modos, creo que lo más caro no fue el túnel, sino el silencio. Es increíble que nadie se haya percatado”, señaló un ingeniero especializado. Tratándose del jefe del Cartel de Sinaloa. Era cuestión de silencio o muerte.
El Chapo, reverenciado y temido. Afirman que su cartel es responsable de al menos 3.000 asesinatos.
La construcción demandó, explican, un año, cuatro a seis personas trabajando por turnos todo el día. Por otro lado, se necesitó un enorme movimiento de tierra, con la participación de excavadoras y, uno o dos camiones operando cada día. Se utilizó un apuntalamiento muy específico y un encamisado de las paredes, ya que se comenzó una perforación vertical para continuar luego en forma horizontal.
La salida del túnel, en una obra en construcción abandonada.
Para la obra tuvieron que remover, según cálculos de ingenieros civiles, 3.250 toneladas de tierra. Una cantidad suficiente para llenar 350 camiones medios. Todo ello lo hicieron a la vista de la cárcel ya que desde sus torres de vigilancia se ve la caseta donde sacaban la tierra, y a 1.700 metros del Octavo Regimiento de Infantería de la 22 Zona Militar.
Hay un dato muy ilustrativo señalado por un especialista. Quienes construyeron el túnel necesitaron contar con los planos de la zona, y de la cárcel, para no chocarse con cañería, obstáculos s o columnas. Y eso lo tiene el Ayuntamiento de la región. Un costo que también habría que contemplar.