Fue su último discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, y quizá el broche de oro de su presidencia en lo que refiere a inserción global y definiciones políticas. Barack Obama atacó al "nacionalismo agresivo", al "populismo crudo", en coincidencia con declaraciones de Mauricio Macri, y la política de "hombres duros", tres fuerzas que para él están dividiendo al mundo y atentando contra "la integración de una economía global".
Obama, contra los hombres duros, los muros y el populismo.
Si bien fue claro, fiel a su estilo diplomático, el mandatario estadounidense no dio nombres propios, pero quedó en evidencia que se refirió al triunfo del Brexit en Reino Unido, al ascenso electoral del agresivo y polémico Donald Trump en su país, y al liderazgo del presidente ruso Vladimir Putin, siempre desafiante con las potencias occidentales.
En un extenso discurso Obama se resumió sus 8 años de gobierno y se concentró en defender la globalización, pero pidió "una corrección en el curso" que está adoptando. Una mirada más progresista, si se quiere. "Estamos viendo que las mismas fuerzas de la integración global que nos hicieron más interdependientes también exponen las fallas profundas del actual sistema internacional", que permiten una desigualdad cada vez mayor entre los más ricos y los más pobres", definió ante presidentes y mandatarios.
Coincidencias en las críticas a los populismos.
"Esta es la paradoja que define al mundo hoy. Pero la respuesta no puede ser un simple rechazo a la integración global. Debemos garantizar que los beneficios de esta integración sean compartimos de manera más amplia".
Los puntos clave
"Debemos corregir el curso de la globalización para neutralizar las visiones alternativas promovidas por líderes populistas". Seguramente, Macri, quien dijo en NY que Argentina puso fin a 10 años de populismo, sonrió al escuchar el concepto.
"Debemos rechazar todas las formas de fundamentalismo o racismo o la creencia de una superioridad étnica", reclamó desde el atril de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
"El mundo es demasiado pequeño para que nosotros simplemente construyamos un muro y queramos que eso no afecte a nuestras sociedades. Una nación rodeada por muros sólo se encarcela a si misma" en alusión a los planes de a Trump. Pero a Israel, aliado histórico de EE.UU. no le habrá causado satisfacción, ya que tiene su propio muro que lo separa de los palestinos.
Obama también sobrevoló la creciente tensión que se vive dentro de su principal socio extranjero, la Unión Europea (UE), desde que la mayoría de los británicos votaron salirse del bloque y dieron aires en el resto del continente a un amplio espectro de fuerzas de extrema derecha, populistas, ultranacionalistas y euroescépticos.
El presidente se comprometió a que su país a recibirá a 110.000 refugiados árabes en 2017, una cifra superior a los 10.000 sirios que aceptó este año.
Sobre la guerra en Siria, un conflicto en el que Estados Unidos participa activamente desde hace dos años cuando comenzó a bombardear desde el aire a la milicia radical Estado Islámico (EI), y la violencia en Medio Oriente, Obama reconoció que "no serán fácilmente revertidos" y fue eufemístico.
Otra guerra fría
"En un mundo que ha dejado la era de los imperios detrás, vemos a Rusia intentando recuperar su gloria perdida a través de la fuerza", sentenció el mandatario estadounidense y recordó el rol de Moscú como férreo aliado del gobierno sirio y su apoyo a los separatistas ucranianos y la alimentación de ese devastador conflicto armado en las puertas de la UE.
Obama fustigó a Trump y a Putin.
El nombre de Putin apareció muchas veces en los últimos meses en la campaña presidencial de Estados Unidos. La mayoría de las menciones llegaron de la boca de Trump, quien lo reivindicó por ser un "verdadero líder" con "altos niveles de popularidad".
"La historia demuestra que los hombres fuertes eventualmente se quedan con dos opciones: represión constante, que a su vez desata conflictos en el país, o buscar enemigos afuera, lo que lleva a la guerra", concluyó.