Como en el cine catástrofe y en las series distópicas, Estados Unidos vivió un día al borde de la histeria digital. En menos de 24 horas fallaron los sistemas informáticos de tres sostenes del establishment: United Airlines, la Bolsa de Nueva York y The Wall Street Journal.
A primera hora de hoy, una falla en el sistema de reservas, embarque y emisión de tickets de la aerolínea debió mantener en tierra 3.500 vuelos en distintos aeropuertos del mundo.
United dejó 3.500 aviones en tierra.
El colapso duró una hora, pero creó un efecto dominó que afectó a miles de pasajeros, que la aerolínea debió reacomodar en vuelos de empresas alternativas.
Enseguida llegó la segunda bomba informática. Un error en el sistema de la Bolsa neoyorquina obligó a detener las cotizaciones por cuatro horas. “Es un problema técnico interno, no el resultado de un cíberataque", se apuró en aclarar la entidad en un comunicado.
Más tarde, The New York Times arriesgó que el error pudo haber sido generado por un software nuevo.
Mientras que Barack Obama fue informado inmediatamente de la suspensión de las cotizaciones, algunos brokers redirigieron sus operaciones al mercado tecnológico del Nasdaq.
En la Bolsa neoyorquina negaron cíberataques.
"No hay indicación de que agentes maliciosos estén involucrados ni que ambos eventos estén relacionados", aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
La falla técnica persistió hasta el mediodía y así se completó un día difícil para los operadores, preocupados por el desplome del mercado en China y el estancamiento en las negociaciones entre Grecia y sus acreedores.
Al final del día, el índice Standard & Poor's 500 cayó el 1,7%, y el promedio industrial Dow Jones un 1,5%.
El triplete se completó en The Wall Street Journal, que sufrió un problema que impidió el acceso a su portal. Aunque esta vez tampoco se atribuyó a ataques informáticos, el WSJ se limitó a confirmar que estaba atravesando dificultades técnicas.
Los anticipos hollywoodenses
La realidad de hoy fue adelantada varias veces por la industria del entretenimiento estadounidense. Dos de los ejemplos más llamativos fueron los de la película Duro de Matar 4 y la serie Revolution.
Willis, salvando al mundo a punta de pistola.
En el film protagonizado por Bruce Willis, su personaje John McClane debe salvar a Estados Unidos de un ataque de piratas informáticos que alerta al FBI. El detective debe volver a “encender” el este del país, a oscuras por el apagón.
En la serie creada por Eric Kripke, un grupo de revolucionarios lucha por restituir a los “verdaderos” Estados Unidos, sumidos en una situación de caos 15 años después de un apagón global permanente.
Revolution plantea un escenario oscuro y posapocalíptico.
Mucho más de lo que pasó ayer, pero fantasías que inquietaron a todo un país y a buena parte del mundo.