El presidente de Bolivia, Evo Morales, dio el brazo a torcer ante las masivas protestas en su contra por las denuncias de irregularidades en los comicios y convocó a realizar nuevamente las elecciones nacionales en dicho país. La medida se conoció luego de un duro informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) en donde la misión que fue a auditar los comicios consideró que fueron fraudulentas.
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El propio Secretario General de la OEA, Luis Almagro, fue el encargado de dar a conocer los detalles del informe en donde le pidió al gobierno de Bolivia la nulidad de los comicios debido a las “graves fallas” que se detectaron.
“En virtud de la gravedad de las denuncias y análisis respecto al proceso electoral que me ha trasladado el equipo de auditores nos cabe manifestar que la primera ronda de las elecciones celebrada el 20 de octubre pasado debe ser anulada y el proceso electoral debe comenzar nuevamente”, según ha manifestado Almagro a través de un comunicado.
Morales utilizó su cuenta de Twitter para transmitir su decisión: "Después de escuchar a la COB, al Pacto de Unidad y distintos sectores del campo y la ciudad, hemos decidido solicitar a la Asamblea Legislativa, dentro del principio constitucional de coordinación, renovar la totalidad del TSE para convocar a nuevas elecciones nacionales".
"Al convocar a nuevas elecciones nacionales garantizamos que el pueblo de manera libre, democrática y pacífica, mediante el voto, elija a sus nuevas autoridades incorporando a los nuevos actores políticos.", sumó en un segundo posteo.
Por último, escribió: "Hermanas y hermanos pido bajar la tensión, tenemos la obligación de pacificar a Bolivia. Hago una convocatoria al respeto entre familias, a propiedades privadas, autoridades y a los sectores sociales; todo lo que tenemos en Bolivia es el patrimonio del pueblo".
¿Qué fue lo que pasó en las elecciones del 20 de octubre?
Todo comenzó en 2016 cuando Morales perdió la consulta popular para modificar la Constitución y habilitar un nuevo mandato (su cuarto consecutivo). Luego de que se impuso el “no”, el mandatario consiguió la habilitación del máximo tribunal de ese país para poder presentarse debido a que era “su derecho humano”.
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La noche del 20 de octubre, sin explicaciones, el recuento de votos del escrutinio se paró cuando Morales no lograba estirar a diez puntos la diferencia con el principal candidato de la oposición, Carlos Mesa, para poder imponerse en primera vuelta y evitar el ballotage en donde el actual mandatario considera que tiene menos chances.
Un día después, también sin aviso, el Tribunal Electoral volvió a cargar votos y cuando terminó con el recuento Morales se había impuesto en primera vuelta. Un dato no menor es que en su informe la OEA sostiene que registró lo que se denomina “urnas embarazadas”, es decir que tenían votos antes de habilitarse los comicios.
Toda esta situación generó una fuerte ola de protestas y enfrentamientos entre diferentes sectores de la sociedad de Bolivia. A la represión inicial de las fuerzas de seguridad siguió el amotinamiento de las fuerzas policiales en contra de la situación del país.
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Los partidarios de Morales también fueron víctimas de violencia como es el caso de alcaldesa de Vinto, Patricia Arce, a quien golpearon y obligaron a que tuviera que caminar toda pintada de rojo.Es por eso que el propio Morales denunció la existencia de un golpe de Estado en su contra. A diferencia de lo que sucede en Venezuela, en donde Nicolás Maduro tiene la lealtad de las Fuerzas Armadas, en Bolivia el mandatario no logró una subordinación total y por eso tuvo que descartar enviarlas para combatir las protestas e incluso a los policías que se acuartelaron, según confirmó el ministro de Defensa, Javier Zabaleta, en declaraciones a la prensa luego de que la oposición alentaba la insubordinación de las fuerzas de seguridad.
Los episodios de violencia en Bolivia ya dejaron un saldo de al menos tres muertos y más de 250 heridos.