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La salida del Papa, entre los gritos de la multitud y la seguridad reforzada por su presencia.
Con puntualidad inglesa (aunque se trate de los Estados Unidos), el Papa Francisco arribó esta tarde a tierra norteamericana. Apenas descendió del avión de Alitalia que lo transportó, el Sumo Pontífice fue recibido por el presidente Barack Obama, su esposa Michelle, sus hijas Sasha y Malia y su suegra Robinson. También se encontraba el vicepresidente, Joe Biden, el Nuncio apostólico y funcionarios eclesiásticos.
El Papa estrecha la mano de Obama apenas después de aterrizar en Washington.
Vale destacar que el hecho de haber ido en persona a recibir a Su Santidad no es algo común en el presidente norteamericano.
La familia en pleno del mandatario norteamericano se acercó a recibir al Pontífice.
En uno de sus clásicos gestos de austeridad, que lo pintan de cuerpo entero, Su Santidad prefirió subirse a un Fiat 500 negro, con bandera amarilla vaticana, en lugar de las tradicionales limousinas o camionetas que suelen usar los mandatarios.
Fiel a su perfil austero, Francisco optó por un auto pequeño para trasladarse a la Nunciatura.
Centenares de personas, entre ellos muchos latinos, se acercaron a recibirlo al grito de “¡Francisco, Francisco!”, a lo que Bergoglio respondió con su clásica sonrisa y la mano en alto a modo de saludo, mientras emprendía el camino a la Nunciatura.
Vale recordar que ésta es la primera vez que Jorge Bergoglio pisa los Estados Unidos, y que es el cuarto Papa en la historia en hacerlo (antes habían estado Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI).
Permanecerá dos días en Washington, donde se reunirá oficialmente con Obama, y luego partirá a Nueva York para abrir la Asamblea General de las Naciones Unidas. Francisco cerrará su gira en Filadelfia, donde tiene previsto presidir el Encuentro de las Familias. Regresará a Roma el próximo domingo.