07 Noviembre de 2016 08:02
Después de ocho años de un turbulento noviazgo con el Príncipe William y de soportar las duras críticas de los ingleses por no “desarrollar una carrera profesional y sólo esperar a que le propongan casamiento”, Kate Middleton pensó que lo peor había pasado cuando el 29 de abril de 2011 dijo finalmente “sí, quiero” en la Abadía de Westminster. Lo que no imaginaba la “plebeya” era que su desembarco en la casa de Windsor sería aún más complejo: la interna con las “princesas de sangre” y su enfrentamiento constante con la Reina Isabel.
Pese a que para el stablishment inglés Middleton es “sólo una plebeya”, la morocha proviene de una familia que logró construir una abultada fortuna a partir de un negocio de venta de productos para fiestas infantiles. Y, aunque la cuenta bancaria de sus padres le permitió acceder a las mejores instituciones educativas del país, pocos en Buckingham le perdonan a la Duquesa que sus padres hayan sido, antes de convertirse en millonarios, azafatos en la aerolínea británica, British Airways.
Las princesas Beatrice y Eugenie, en pie de guerra con Middleton: la odian desde hace diez años.
El camino hacia la Corona y las primeras chicanas
Antes del matrimonio de Middleton con el Príncipe, tercero en línea de sucesión al trono, las caras jóvenes y femeninas de la monarquía inglesa eran Beatrice y Eugenie, las hijas del Príncipe Andrés (tercer hijo de la Reina) y de Sara Ferguson, la polémica socialité que supo cultivar una buena relación con la Princesa Diana, pero que fue excluida de la vida de la Corona luego del escandaloso video en el que se la ve cobrando coimas para influenciar a su ex marido.
La relación entre Kate y William comenzó en la Universidad. La negaron durante tres años.
Mientras su primo se recluía en los muros de la Universidad de San Andrés (la misma en la que conoció a Middleton), las princesas preferidas de la Reina se encargaron de representar a la monarquía en un sinfín de apariciones mediáticas. Todo funcionaba bien en el mundo de los Windsor hasta que aparecieron en 2003 las primeras fotos que confirmaban el flamante romance del heredero al trono con su por entonces ignota compañera de facultad.
Kate fue obligada por la reina a reverenciar a sus nietas.
Las cámaras olvidaron de inmediato a las princesitas reales y focalizaron toda su atención en la morocha que, durante ocho años, aguardó para que William le propusiera matrimonio. Durante ese tiempo, Middleton fue conociendo de a poco a la familia real y, según trascendió, la mala onda con Beatrice y Eugenie fue desde el inicio.
“Los medios le empezaron a prestar mucha más atención a una 'plebeya' que no tenía un vínculo concreto con la familia real. Ellas, princesas legítimas, dejaron de importar de un momento a otro. Por eso alentaron muchas de las reiteradas separaciones que tuvieron Kate y William antes de casarse”, reconocieron a la prensa británica desde el entorno de los Windsor.
Las princesas apoyaron la breve relación de William con Isabella Brandson, durante una de sus crisis con Kate.
Y fue durante una de esas peleas que las “primas malvadas” hicieron una arriesgada movida que, en vistas de que Kate será la próxima Reina del Reino Unido, no les salió bien: apoyaron el breve affaire que su primo mantuvo con Isabella Brandson. “Al día de hoy, las Princesas son muy amigas de Cressida Bonas, ex del Príncipe Harry, y hermana de Isabella”, advirtieron.
Las princesas tienen cada vez menos actividades oficiales y les sacaron la custodia.
Pero Kate no se las dejó pasar. La morocha organizó en 2008, durante otra de sus rupturas con William, una fiesta disco para caridad en la que se mostró súper sensual con un micro short que, claro, llamó la atención de su ex, pero le valió la condena de la Reina Isabel. Era el evento del mes para la “alta sociedad británica” y, aunque inicialmente no fue tenida en cuenta, Beatrice recibió a última hora su invitación.
Middleton había organizado un evento para caridad, pero se olvidó de avisarle a Beatrice que tenía que ir vestida con ropa ochentosa.
“Nadie le avisó que la idea era que la gente fuera vestida con ropa ochentosa y ella llegó con un vestido elegante, totalmente fuera de lugar. Beatrice la acusó a Kate de no haberle avisado. Hubo muchas lágrimas y gritos esa noche”, suman los medios ingleses.
Beatrice fue "mal vestida" al evento y culpó a Kate.
El casamiento y el desaire a las princesas
Pese a los intentos de Beatrice y Eugenie por separarlos, Kate y William finalmente dieron el “sí” en una fastuosa ceremonia que paralizó al Reino Unido. Las princesas, claro, fueron invitadas, pero la morocha pasó factura.
El primer “desaire real” fue la no invitación de Ferguson a la boda. Y, aunque muchos se lo atribuyeron al escándalo que había protagonizado antes atrás la madre de las princesitas, desde el Palacio sostienen que fue Kate quien insistió en que no pudiera asistir al evento.
Dave, el novio de Beatrice, no fue invitado a la boda real.
Más tarde llegó la estocada final. Aunque la invitación de Beatrice era obligada por su condición de Alteza Real, Kate se negó a invitar a Dave Clark, su novio pro más de cinco años. “Ella esperaba poder asistir al evento con su pareja, pero tuvo que llegar acompañada por su hermana menor. Fue una humillación y una desacreditación total a su relación”.
Para colmo, las princesas fueron muy criticadas por sus looks.
Semanas más tarde, durante la boda de Zara Phillips (hija de la Princesa Anne y nieta mayor de la Reina), los cuatro volvieron a encontrarse. “Dave los trató con mucho aprecio como para demostrarles que no le había importado el desaire”, sostienen. Pero la exclusión del joven de la boda marcó un antes y un después, que dio lugar a una escalada de ofensivas de Beatrice contra Middleton.
La boda de Zara Phillips sirvió para que Dave se vengara de Kate.
La intervención de la Reina y su guerra con Kate
Consciente de la interna que creía dentro del Palacio, la Reina decidió tomar cartas en el asunto. En primer lugar y aunque Middleton se convirtió en Duquesa tras su matrimonio con William, obligó a Kate a mantener la protocolar referencia ante las Princesas, todavía con un rango superior dentro de la nobleza.
“Fue una forma de ubicarla a Kate en la familia y hacerle entender que, por más que recibe mucha más atención mediática, todavía las Princesas ocupan un lugar más importante dentro de la Familia Real”.
Pese a su estatus de Duquesa, las princesas todavía tienen un título mayor.
Pero, con el tiempo, la monarca debió sucumbir ante el protocolo. “Pese a que nunca aceptó del todo la relación, la Reina entendió que tenía que empezar a preparar a Kate para la sucesión, por lo que debió sumarla a los compromisos más importantes de su agenda”.
Según el entorno de la familia real, la Reina considera que Kate es "vaga".
Sólo un año después de la boda, la Reina Isabel cumplió 60 años en el trono y el Reino Unido celebró el “jubileo” de su monarca. “Beatrice y Eugene se sintieron muy desplazadas porque Kate tuvo un protagonismo mucho mayor durante los festejos. De hecho, fue ella quien la acompañó a la Reina a los eventos más importantes y ellas quedaron relegadas en un segundo plano”.
El protagonismo de Kate durante el jubileo de la Reina indignó a las princesas.
Crítica de la Duquesa, a quien cuestionó en más de una oportunidad por “trabajar poco”, la Reina mantiene desde siempre una relación tensa con Middleton. “Se encargó de cargarle la agenda de eventos porque sentía que Kate no estaba haciendo mucho por la Corona y que prefería dedicarse a sus actividades privadas”.
La interna por el millonario presupuesto de la Corona
Como el resto de las monarquías europeas, los Windsor son mantenidos por el pago de un impuesto nacional. Ese dinero sirve para mantener a los principales miembros de la Familia Real y todas las propiedades de la Corona. Pero, generación a generación, los reyes deben hacer “recortes” y desafectar del beneficio a los familiares que ya no son tan directos.
El Príncipe Andrew le pidió a su madre que le devolviera la custodia a sus hijas.
Pese a que todavía son Princesas reales, Beatrice y Eugenie ya vieron afectados sus bolsillos. En principio, el Príncipe Carlos (padre de William y heredero al trono) decidió eliminar la custodia real de sus sobrinas. “La monarquía siempre fue muy criticada por sus gastos excesivos y él tiene miedo de que lo cuestionen por mantener los gastos elevados”.
Andrew se peleó con su hermano por el recorte.
Esta decisión fue muy cuestionada por el padre de las princesas y hermano de Charles. “No sólo le pidió a su madre la restitución inmediata de la custodia para sus hijas, sino que además le reclamó que las vuelva a incorporar a la lista de beneficiarios del fondo de la Corona y que les de un rol más protagónico en los eventos protocolares”.
La Reina entendió el reclamo y se puso del lado de su hijo menor. Sin embargo y como parte de la transición, es Charles quien toma esas decisiones. “El Príncipe se negó a acceder a los pedidos de su hermano e insistió en que las arcas de la Corona deben quedar en manos de los miembros más cercanos a los herederos al trono”.
Pese a la desaprobación, Kate dio a luz a los futuros herederos del trono: George y Charlotte.
“Elizabeth debió aceptar la postura de Carlos, pero en la intimidad apoya a su hijo menor”, sostienen desde Buckhingam. “Para ella, sus nietas todavía superan en jerarquía a Middleton y quiere que vuelvan a tener una mayor participación en la agenda oficial, pero ya no es decisión suya”.