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Francisco, histórico: recorrió tres continentes y dejó su huella a cada paso

En julio visitó, en una semana, Ecuador, Bolivia y Paraguay. En septiembre realizó el histórico viaje a Cuba y los Estados Unidos. En noviembre Uganda, Kenia y República Centroafricana, en medio de amenazas contra su propia vida. Cómo fue el año papal.

24 Diciembre de 2015 19:12
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Francisco arriba a la mezquita de República Centroafricana.

Tres giras impactantes, arriesgadas, largas y agotadoras, fueron las que en el año que termina encaró el papa Francisco a través tres continentes. Y en todos los casos les imprimió una fuerte impronta política, además de su tarea evangelizadora. Fueron tres largos viajes, y en todos con una apretada agenda de actividades, en los que, en algunos casos hasta corrió riesgo su vida.

Los periplos de Francisco en 2015 lo llevaron en el mes de julio a visitar Ecuador, Bolivia y Paraguay, en una semana. Más tarde en setiembre  visitó Cuba y Estados Unidos poniéndole con su presencia, un broche de oro al reinicio de relaciones entre esos países tras 56 años de beligerancia. Y para terminar, el paso por la Africa violenta, Kenia, Uganda y República Centroafricana, en medio de amenazas a su vida y donde prefirió pasearse sin usar chaleco antibalas.

A cada paso de cada una de las giras, el Santo Padre no dejó de sonreir a pesar del cansancio, el calor, la altura y el miedo.

Julio en Sudamérica

En su paso por Ecuador, Bolivia y Paraguay, donde ante multitudes habló de la "deuda" hacia las minorías en la región; instó a los movimientos sociales a "no achicarse frente a un sistema que impone las ganancias a cualquier costo" y al clero a "no caer en el Alzheimer espiritual"; destacó a la familia como "el hospital más cercano" y llamó a la "hospitalidad" como primer rasgo católico.

Vista del altar preparado para la misa en el Parque Semanes.

En uno de sus primeros mensajes, en Bolivia, Francisco pidió "perdón" por los crímenes de la Iglesia contra los pueblos originarios durante la conquista de América, a lo que contrapuso los "millares" de religiosos que "se opusieron a la lógica de la espada con la fuerza de la Cruz".

Su Santidad señaló las "raíces comunes" de los problemas en Sudamérica y sostuvo que "el futuro de la humanidad está en las manos de los más humildes, en su capacidad de organización y en la búsqueda colectiva de las tres T: Tierra, Techo y Trabajo".

El papa Francisco llega a Semanes, en Guayaquil, Ecuador para brindar una de las misas más multitudinarias.

Fue la segunda visita a la región, ya que en 2013 había visitado Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud. En esta parte del mundo el Papa ofició cinco misas a cielo abierto antes millones de fieles; visitó un hospital de niños, un hogar de ancianos y una cárcel de mujeres; dio directivas al clero, alentó a la sociedad civil y a los jóvenes a sostener ideales y luchar por ellos y remarcó la importancia de la familia.

Y cada paso dejó su mensaje: En Quito, Ecuador, donde arribó el domingo 5 de julio, dijo que "las minorías son una deuda de América Latina" e inició una agenda sin pausas, de la mañana a la noche, y haciéndole frente a la altura y al intenso calor.

El papa celebra otra de las misas a cielo abierto, esta vez en Quito, Ecuador.

En Guayaquil, visitó el Santuario de la Divina Misericordia y ofició en el Parque de los Samanes la primera misa campal, dedicada a la familia: "Es el hospital más cercano, la primera escuela de los niños, el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, el mejor asilo para los ancianos" y una "gran ´riqueza social´ que otras instituciones no pueden sustituir", afirmó.

Después regresó a Quito, donde al anochecer visitó al presidente Rafael Correa en el Palacio de Carondelet y cruzó con él a pie hasta la Catedral de Quito, saludando a los fieles que lo aguardaban en el camino.

Francisco saluda, junto al presidente Rafael Correa, tras su arribo a Ecuador.

Al día siguiente mantuvo un encuentro con los obispos en el Centro de Convenciones del Parque del Bicentenario, donde celebró otra misa ante multitudes, y a la tarde con entidades de la sociedad civil en la iglesia de San Francisco. Después realizó una visita privada a la Iglesia de la Compañía.

Su último día en Ecuador visitó el hogar para ancianos de las Misioneras de la Caridad y luego hubo un encuentro con el clero y seminaristas en el Santuario del Quinche.

Con los cerros de quito, detrás, el Papa celebró misa para un millón de personas.

Al mediodía del 8, Francisco viajó a La Paz, Bolivia, donde a su arribo saludó el presidente Evo Morales en el Palacio del Gobierno, luego mantuvo un encuentro con autoridades civiles en la Catedral de La Paz y a las 20 partió hacia Santa Cruz de la Sierra, a la que arribó poco más de una hora más tarde.

La jornada del jueves 9 abrió con una misa campal en la Plaza de Cristo Redentor, luego se reunió con sacerdotes y seminaristas en el colegio Don Bosco y a la tarde cerró el segundo encuentro mundial de los Movimientos Populares.

Un grupo de niños se abalanza sobre el papa en su arribo a Bolivia donde lo recibió Evo Morales.

"Queremos un cambio real, un cambio de estructuras, este sistema que busca las ganancias a cualquier costo y que llamo 'el estiércol del Diablo', ya no se aguanta, no lo aguanta ni los trabajadores ni los campesinos ni la hermana Madre Tierra", sostuvo allí retomando luego conceptos de su encíclica Laudato Si.

El viernes 10, temprano, el Papa habló durante la entrega de dos condecoraciones a la Virgen de Copacabana, patrona de Bolivia; visitó el Centro de Rehabilitación y se reunió con los obispos en la iglesia de La Santa Cruz, cerrando su agenda en ese país del que partió al mediodía rumbo a Paraguay.

Francisco, junto a Evo Morales, se calza un típico sombrero que le obsequiaron.

Tras la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Asunción, Francisco hizo una visita de cortesía al presidente Horacio Cartes, en el Palacio de López, en cuyos jardines se reunió poco más tarde con autoridades locales y el cuerpo diplomático.

La primera actividad del sábado 11 fue una visita al hospital pediátrico "Niños de Acosta Ñu", a la que siguió la misa en la explanada del Santuario de Caacupé, declarado basílica durante la visita de Francisco.

El  retablo de maiz para la misa  de Francisco en Ñu Guasú  fue realizado integramante a mano.

A la tarde mantuvo un encuentro con representantes de la sociedad civil en el estadio León Condou del colegio San José y luego, pasadas las 18, celebró las vísperas con obispos, religiosos y movimientos católicos en la Catedral Metropolitana de Asunción.

El domingo 12 el Papa comenzó la jornada con una visita a la población del Bañado Norte y ante una multitud reunida en el campo grande de Ñu Guasú dio la última misa a cielo abierto de esta gira y en la que estuvo la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, quien le entregó un presente. Al mediodía almorzó con los obispos y dio un mensaje a los jóvenes que colmaron la costanera de Asunción. Les pidió tener "esperanza y fortaleza" y los invitó nuevamente a que "hagan lío", pero que después "ayuden a arreglarlos".

Francisco en plena misa de Ña Guasu, pidió a los jóvenes que hagan lío.

Histórica visita a Cuba, EE.UU y la ONU

En su paso por  Cuba y Estados Unidos, donde Francisco aterrizó en La Habana el 19 de setiembre el recorrido estuvo marcado por el simbolismo. Es que el santo Padre fue uno de los principales protagonistas del deshielo en las relaciones diplomáticas entre esos países, bloqueadas desde hace más de medio siglo. En Cuba, Francisco se encontró con el presidente Raúl Castro y con su hermano, el ex presidente Fidel Castro en dos reuniones separadas.

En la histórica Plaza de la Revolución, en La Habana, y ante la mirada de Ernesto “Che” Guevara.

El país al completo se volcó a las calles y miles de personas lo esperaron, incluso desde antes del amanecer el domingo 20, en la histórica Plaza de la Revolución, para presenciar la primera misa masiva del pontífice en suelo cubano.

En Cuba se reunió con jóvenes, familias y religiosos cubanos. Sin embargo, fue duramente criticado, por no recibir a los disidentes políticos. Él mismo se justificó diciendo que no estaba programado realizar ninguna audiencia, pero causó gran malestar, por ejemplo, entre las llamadas Damas de Blanco.

El presidente cubano, Raúl Castro, recibió al Francisco en su arribo a la isla.

Se centró, por el contrario, en llamar a la reconciliación del país y tuvo ciertos guiños hacia los disidentes. Así, mencionó al pueblo cubano que está "disperso en el mundo".

En una misa oficiada ante la patrona de Cuba, en el Santuario de la Virgen de la Caridad, Francisco afirmó que la Iglesia "quiere tender puentes y romper muros en Cuba" y realizó una oración especial para que todos los cubanos puedan reunirse de nuevo.

Una multitud de cubanos se volcó masivamente a las calles a saludarlo tras su paso.

Tras abandonar Cuba, el 22 de septiembre, el Sumo Pontífice viajó a Estados Unidos. En Washington, se encontró con el presidente, Barack Obama, al que agradeció su esfuerzo por reparar unas relaciones que estaban "rotas" y por dar unos pasos tan "necesarios hacia la reconciliación, la justicia y la libertad".

También criticó duramente la política migratoria de Estados Unidos y alertó sobre el cambio climático, otra de las grandes batallas del papa latinoamericano.

Francisco visita en Washington al presidente Barack Obama, quien lo recibió con toda su familia.

Por su parte, Obama aseguró que el Papa es un auténtico "ejemplo moral", por sus palabras y sus actos. Además, elogió su mediación para llegar a un "nuevo inicio" con Cuba, que se traducirá en una relación bilateral más cercana y una mayor cooperación en el continente, además de una mejor vida para los cubanos.

Antes de canonizar a  Junípero Serra, el pontífice se reunió con 300 obispos, a los que pidió que recibieran a los imnigrantes. "Acójanlos sin miedo. Ofrézcanles el calor del amor de Cristo y descifrarán el misterio de su corazón", aseguró.

Francisco habló a los políticos en el Capitolio, lo escuchan detrás, el vicepresidnte, Joe Biden, y el titular de la

Cámara de Representantes, John Boehmer, quien estalló en llanto y un día después renunció a su cargo.

No obstante, volvió a consechar fuertes críticas cuando se refirió a las víctimas de abusos sexuales por parte de miembros del clero. "Sé cuánto les ha hecho sufrir la herida de los últimos años, y he seguido de cerca su generoso esfuerzo por curar a las víctimas, consciente de que, cuando curamos, también somos curados, y por seguir trabajando para que esos crímenes no se repitan nunca más", dijo el Papa.

Las asociaciones de víctimas calificaron las palabras de hirientes. "Es grotesco que el Papa esté preocupado por los malos ratos que pueden haber pasado los obispos y no mencionar los momentos horribles por los que han pasado los sobrevivientes. Es un error terrible", aseguraron.

En el Madison Square Garden de Nueva York, ofreció una histórica misa.

Al día siguiente, pronunció un histórico discurso ante el Congreso estadounidense en el que pidió la abolición de la pena de muerte y en el que se volvió a centrar en la política migratoria y de refugiados, y pidió que se trate este problema con humanidad y desde la acogida. "Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros", mantuvo.

La tercera parada de Jorge Bergoglio, el viernes 25, fue en la sede de la  Organización de las Naciopnes Unidas (ONU), en Nueva York. Allí ofreció un duro mensaje sobre los privilegios de ciertos países en organismos internacionales y las medidas de "abuso" que imponen algunas entidades financieras, que impiden el progreso de países en desarrollo.

En Nueva York, el papa visitó la Zona Cero donde rindió homenaje a las v´ctimas y brindó un oficio interreligioso.

Por otro lado, Francisco pidió la "total abolición" de las armas nucleares, porque supone una contradicción”, explicó, "a la propia construcción de las Naciones Unidas, un organismo de entendimiento y paz que no debe estar influido por la amenaza que supone el armamento nuclear".

Posteriormente, participó en un encuentro interreligioso en el museo y monumento en memoria a víctimas del 11 de septiembre de 2011. "En este país lloramos la pérdida injusta de inocentes porque no somos capaces de encontrar soluciones para el bien común. La unión de religiones representa las ganas de compartir, de confirmar el deseo de ser fuerzas de reconciliación, paz y justicia", declaró.

Francisco en el plenario de las Naciones Unidas.

Tras visitar la escuela Nuestra Señora Reina de los Ángeles, de Harlem, y hablar con familias inmigrantes, el Santo Padre celebró una Misa multitudinaria en el Madison Square Garden, a la que acudieron más de 20.000 personas.

Tras abandonar Nueva York, el 26 de septiembre, el Papa se dirigió Filadelfia. Celebró una misa donde reclamó un papel más importante de los laicos y las mujeres en la Iglesia católica.

Tras su paso por Filadelfia, Francisco saluda a un grupo de presos.

Después, visitó Independence Halll en el que volvió a hacer un guiño a los inmigrantes y recordó que "la Declaración de Independencia proclamó que todos los hombres y mujeres fueron creados iguales" y que los Gobiernos existen para proteger los "derechos inalienables" que tienen todos los seres humanos.

Además, el papa rindió homenaje a "las grandes luchas que llevaron a la abolición de la esclavitud, la extensión del derecho de voto, el crecimiento del movimiento obrero y el esfuerzo gradual para eliminar todo tipo de racismo y de prejuicios contra la llegada sucesiva de nuevos americanos".

Francisco en un oficio religioso en el Independen Hall de Filadelfia.

Al concluir su discurso, inauguró el Festival de las Familias, que congresó a miles de personas y una vigilia de oración en el Benjamin Franklin Parkway, en Filadelfia. Allí, defendió que "una sociedad crece buena si se edifica en la base de la familia. Toda la verdad que Dios tiene en sí, la entrega a la familia".

En su último día, el Papa se reunió con víctimas de abusos sexuales, incluidas las de sacerdotes. Allí, les dijo que "Dios llora por estos hechos. Los crímenes contra menores no pueden ser mantenidos en secreto por más tiempo. Me comprometo a la celosa vigilancia de la Iglesia para proteger a los menores y prometo que todos los responsables rendirán cuentas".

En el Encuentro Mundial de las Familias, en el Benjamin Franklin Parkway, Francisco escuchó a la gente.

Tras ello, mantuvo un encuentro con obispos en el seminario St. Charles Borromeo en Filadelfia. El Papa ha lamentado "la soledad radical" a la que se ven sometidos tantos jóvenes que corren detrás de un 'like' o tratan de aumentar el número de 'followers' en cualquiera de las redes sociales, pero al mismo tiempo tienen aversión al matrimonio y a la familia.

Posteriormente, visitó a los presos del Instituto Correccional Curran-Fromhold en Filadelfia, donde criticó a los sistemas penitenciarios que "no buscan generar nuevas oportunidades".

Francisco ofició misa en la Catderal de San Patricio.

Después de celebrar la Misa para el cierre del octavo Encuentro Mundial de las Familias en el Benjamin Franklin Parkway en Filadelfia, el papa Francisco regresó a Roma, dejando atrás, quizá, el viaje más impactante en lo que lleva su papado.

A bordo del papamovil, Francisco recorre el Central Park de Nueva York.

Africa: Amenazas, diamantes y crimen organizado

En el tercer y más arriesgado viaje del año, el papa Francisco arribó a Kenia, en el continente Africano, el 25 de noviembre en medio de amenazas previas contra su vida. Y tras su paso por el continente más postergado del planeta, volvió a mostrarse a favor de la construcción de puentes como principal política por la paz y del ecumenismo como pilar de su misión.

Con su elección de ir a Uganda, Kenia y República Centroafricana, Francisco retomó uno de los conceptos que guió su pontificado desde el primer día: dar relevancia a las periferias por sobre el centro.

Francisco recibe obsequios de dos jovenes keniatas vestidos con trajes tradicionales.

Esta vez tuvo además un sentido particular: no fue sólo la visita, sino que además dio inicio anticipado al Año Santo abriendo la puerta de la Catedral de Bangui, en República Centroafricana. Y es que el hecho cobra importancia relevante ya que fue la primera vez que un Pontífice da inicio a un Jubileo fuera del Vaticano. En ese acto, celebrado el domingo 29, el Papa aventuró que "el Año Santo llega temprano a una tierra que sufre años de guerra, violencia y falta de paz". "En una tierra que sufre la guerra, el odio, la incomprensión, la falta de paz; en esta tierra sufriente, también están todos los países del mundo que están pasando por la cruz de la guerra. Bangui se convierte en la capital espiritual de la oración por la misericorida del Padre. Todos nosotros pidamos paz, misericordia, reconciliación, perdón. Para Bangui, para toda la República Centroafricana y para todo el mundo, los países que sufren la guerra pidamos la paz", graficó Francisco.

El Papa abre las puertas de la Catedral de Bangui, y convierte a esa ciudad en la capital espiritual del “Año Santo”.

"Este patrimonio africano y de toda la humanidad sufre un constante riesgo de destrucción, causado por egoísmos humanos de todo tipo y por el abuso de situaciones de pobreza y exclusión", criticó.

Y también se entrometió en cuestiones bien locales. "El comercio ilegal de diamantes y piedras preciosas, de metales raros o de alto valor estratégico, de maderas y material biológico, y de productos animales, como el caso del tráfico de marfil y la consecuente matanza de elefantes, alimenta la inestabilidad política, el crimen organizado y el terrorismo", desafió.

Vista por dentro, el momento de la histórica apertura de las puertas de Bangui.

La prédica por una "Iglesia abierta" estuvo presente durante sus mensajes en Africa, no sólo en relación con los millones de pobres del continente, sino de cara a la migración. "Quisiera hacer un llamamiento a todas las parroquias y comunidades de Uganda, y del resto de Africa, para que no se olviden de los pobres. Aquí, en Africa del Este, Uganda ha mostrado una preocupación excepcional por acoger a los refugiados, para que puedan reconstruir sus vidas con seguridad y con el sentido de la dignidad que proporciona el ganarse el sustento mediante un trabajo honrado", aseguró en ese país sobre uno de los grandes ejes que atraviesa la política europea y mundial en 2015.

Un niño internado en un hospital de República Centroafricana recibe el saludo del Papa.

Por último, no dejó de lado otra de las grandes dimensiones de su pontificado, con su permanente apuesta por un diálogo interreligioso y ecuménico, y en su arribo a República Centroafricana, la etapa más peligrosa de su gira africana por la violencia interreligiosa en ese país, Francisco llamó a cristianos y musulmanes a reconciliarse para poner fin al conflicto que mantienen desde hace dos años.

"Vengo a esta tierra por primera vez como peregrino de la paz y apóstol de la esperanza", dijo el Papa después de que su avión aterrizara en el Aeropuerto de Bangui, donde aseguró que "el diálogo ecuménico e interreligioso no es un lujo. No es algo añadido o fundamental; algo que nuestro mundo, herido por conflictos y divisiones, necesita cada vez más".

Un grupo de niños centroafricanos se arremolina alrededor de Francisco para recibir su saludo.

Además, tal como había pedido en su última audiencia en la Plaza San Pedro, rechazó el uso de Dios para justificar cualquier tipo de violencia.

"Su santo nombre no debe ser usado jamás para justificar el odio y la violencia. Con demasiada frecuencia se radicaliza a los jóvenes en nombre de la religión para sembrar la discordia y el miedo, y para desgarrar el tejido de nuestras sociedades", expresó en la última escala de su viaje, en línea con la calificación de "blasfemia" que había usado tras los atentados de París del 13 de noviembre.

El momento más complejo de su gira por Africa, se dio al arribar a la República Centroafrivcana, un nación signada por las guerras internas.

"Juntos digamos «no» al odio, a la venganza, a la violencia, en particular a la que se comete en nombre de una religión o de Dios. Dios es paz, salam (paz en árabe)", afirmó el pontífice tras mantener un encuentro con la comunidad musulmana en la mezquita.

Francisco finaliza su visita a República Centroafricana con una misa en la mezquita.

A sus 79 años, el papa Francisco, cierra un año en el que casi no tuvo descanso. No solo por sus tres giras pontificias sino por el arduo y complejo trabajo que desde el comienzo de su pontificado, en marzo de 2013, decidió poner en marcha.