20 Octubre de 2022 11:23
La pandemia de COVID-19 cambió el panorama político y social de todo el mundo. Tanto en países que aplicaron fuertes medidas restrictivas y aislacionistas, como en los otros que lo vivieron con más libertad -y más muertos-, todas las gestiones políticas que enfrentaron este nuevo escenario sanitario quedaron debilitadas de cara a los electores que los pusieron para gobernar.
Y mientras cuando estalló el brote patológico muchos sectores se preguntaban si la humanidad saldría mejor o peor de la experiencia, hubo gobernantes que directamente se inclinaron porque se salga más ajustados. Tal es el caso de la exprimera ministra británica Liz Truss, quien se fue de su gobierno luego de 45 días y tras haber intentado aplicar un brutal plan de ajuste al estilo del argentino Mauricio Macri.
La integrante histórica del Partido Conservador de Gran Bretaña se transformó así en la primera mandataria del mundo en irse nominada tras la pandemia del poder por no poder aplicar un ajuste al estilo clásico del neoliberalismo.
"Reconozco que, dada la situación, no puedo cumplir el mandato para el que fui electa por el Partido Conservador", aseguró Truss, en la puerta de su residencia oficial, un día después de afirmar que era una luchadora y no alguien que se rendía.
Un frustrado plan económico presentado por el Gobierno el mes pasado causó inquietud en los mercados y una crisis política que incluyó el reemplazo del ministro de Finanzas, varios giros de 180 grados y un quiebre de la disciplina en el partido gobernante.
La mujer reconoció que su agrupación elegirá a su sucesor en un nuevo proceso de votación interna que será organizado de aquí al final de la próxima semana.
Pero no está claro que eso logre evitar el adelantamiento de las elecciones ante la situación sin precedentes desatada por la renuncia de Truss, la premier que menos tiempo estuvo en el cargo.
El líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, reaccionó al anuncio de Truss exigiendo que se celebren "ya" elecciones generales.
La renuncia llegó horas después de que seis parlamentarios conservadores más se sumaron a otros tantos integrantes del oficialismo que ya habían pedido que diera un paso al costado.
Truss sufrió ayer un nuevo golpe con la renuncia de la ministra del Interior Suella Braverman, que dimitió luego de haber enviado por "error" un documento oficial desde su correo electrónico personal, algo que viola las reglas ministeriales.
En su carta de renuncia, la diputada Braverman lanzó evidentes críticas a Truss, al decir que tenía "preocupaciones sobre la dirección del Gobierno".
"La (correcta) administración del Gobierno depende de que las personas acepten la responsabilidad por sus errores", escribió, en una velada alusión a Truss, que esta semana dijo que lamentaba sus errores pero seguía al frente del partido y del Gobierno.
Esta baja es la segunda en el gabinete tras el despido del ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, cara visible de la presentación de un plan económico que generó las turbulencias financieras.
Crece el descontento
La libra cayó a su nivel más bajo de la historia y los rendimientos de los bonos de Estado a largo plazo se habían disparado, mientras que el Banco de Inglaterra tuvo que intervenir para impedir que la situación no llegara a una crisis financiera.
El nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, no solo dio marcha atrás con el paquete de medidas, sino que además anunció una suba de impuestos y recortes en el gasto público, generando aún más el descontento en la población.
Hunt dijo hoy que no tenía previsto ser candidato para reemplazar a Truss.
Con información de Agencia Télam