Emmanuel Macron tenía 16 años cuando conoció a Briggitte Trogneux, su por entonces profesora de literatura de 39 años. La diferencia de edad no lo desalentó. Tampoco el hecho de que se tratara de una mujer casada con tres hijos, todos ellos de edades similares a la suya. “Hagas lo que hagas, me voy a casar con vos”, le advirtió el adolescente, que solía leer poemas en voz alta para conquistarla. Tardó 14 años, pero cumplió.
Se conocieron cuando él tenía 16 años y ella 39.
Pasaron casi cuatro décadas desde aquella declaración y Macron, flamante presidente francés, cumplió con su promesa: Briggitte es hoy su primera dama y su mujer desde hace, por lo menos, diez años. La increíble historia de amor que sacudió a la sociedad francesa.
“Me sentí absolutamente cautivado por su inteligencia. No sería quien soy hoy sino fuera por mi mujer”, reconoció Emmanuel durante la campaña. Y es que, pese a que se trata de la misma diferencia de edad que mantienen Donald Trump con su mujer, Melania, los casi 24 años que los separan fueron objeto de ataques por parte del partido conservador al que se enfrentó en los últimos comicios.
La primera dama estaba casada cuando comenzó su affaire.
Briggitte proviene de una familia acomodada, dedicada a la producción de chocolates. Llevaba 19 años casada con el juez Andre-Louis Auziere cuando conoció a Emmanuel, en una de las aulas del prestigioso liceo de la ciudad de Amiens, ubicada al norte de Francia. Por ese entonces, tenía tres hijos: Laurence (quien nació el mismo año que Macron y era su compañero de curso), Sébastien, dos años mayor que su actual marido y la menor, Tiphaine, de nueve.
La estrategia del adolescente fue aprovechar los cursos de teatro que Briggitte daba los viernes por la noche. Fue durante la producción de la obra El arte de la comedia del escritor italiano Eduardo De Filippo que sus miradas lograron cruzarse por fuera del aula. “Esperaba ansioso todos los viernes para verla y nos quedábamos escribiendo por horas. Fue ahí que descubrí que nos conocíamos desde siempre”, destacó el flamante mandatario francés.
La primera dama, en campaña junto a sus hijas Laurence y Tiphaine.
Los rumores no tardaron en instalarse. Las caminatas de la profesora junto a su alumno llamaron la atención de todos. Pero ellos hicieron oídos sordos y, hasta el día de hoy, se niegan a confirmar cuándo fue que concretaron su amor. Emmanuel, claro, era menor de edad por ese entonces y sus padres estaban preocupados.
“Me dije a mí mismo: 'Esto va a pasar'”, reconoció Jean-Michel, el padre de Emmanuel. La resistencia familiar fue clara: intentaron presentarle a decenas de chicas, pero ninguna logró llamar la atención del ahora presidente. El adolescente se impuso y logró la presentación familiar, pese al malestar de sus padres.
El presidente francés, de joven: mantenía un affaire con su profesora de literatura.
“No le podíamos decir que era algo que estuviera bien”, advirtió la madre de Emmanuel, quien hoy mantiene una relación “amistosa” con su nuera. “Le pedí que finalizara su romance con mi hijo, hasta que al menos él cumpliera los 18 años. Vos ya tenés una vida, él no va a poder tener hijos con vos”, recordó.
La maestra se quebró en llanto. “No puedo prometer nada”, respondió acongojada y se retiró del hogar familiar de los Macron. La respuesta no fue suficiente y los padres del adolescente decidieron enviarlo a París, para alejarlo de su pareja. A cambio del “fin del romance”, prometieron no denunciar a Briggitte.
Briggitte y sus colegas del liceo en el que estudiaba Emmanuel.
Pero la distancia no logró disuadirlos. Todos los fines de semana, Emmanuel viajaba 90 minutos en tren para visitarla en Amiens. Se encontraban en una de las mansiones de la familia de Briggitte, lejos de la vista de los curiosos y de sus tres hijos.
“Mis padres eran grandes y no se lo tomaron bien. Pero lo único que me importaba era la reacción de mis hijos. Ellos lo aprobaron, así que no me importó más nada”, reveló la primera dama francesa.
Emmanuel se consagró como presidente francés.
Poco se sabe de la opinión de su ex marido, de quien se separó recién en 2006. Antes de culminar con el juicio de divorcio, partió rumbo a París para evitar el escándalo y comenzó a trabajar como profesora de literatura en la capital francesa. Pasaron sólo 21 meses hasta que formalizó su relación con Emmanuel, en una ceremonia discreta, pero de la que participaron sus tres hijos.