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La caída: los ocho pasos que llevaron a Rousseff al juicio político

Luego de la suspensión de sus funciones, a Dilma Rousseff aún le falta enfrentar algunas instancias más hasta que se declare oficialmente el impeachment.

12 Mayo de 2016 09:29
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La decisión del Senado brasileño cayó con todo su peso sobre Dilma Rousseff y la presidenta brasileña fue suspendida de su cargo durante 180 días, en el que constituye apenas un paso más en un proceso que cuenta con varios compartimentos previos y posteriores. 

Dilma debe afrontar una nueva votación presidida por el presidente del Supremo Tribunal Federal.

Así, como detalla la revista Veja, el impeachment es una decisión que debe pasar por una larga serie de instancias para quedar firme. A Rousseff aún le queda -si la comisión especial que analiza su suspensión lo decide- enfrentar el momento decisivo: la de enfrentar una votación en plenario encabezada por el presidente Supremo Tribunal Federal. Pero, ¿cómo llegó la presidenta hasta aquí?

Cualquier brasileño puede iniciar un pedido de impeachment contra el presidente en el Congreso. Le toca al presidente de la Cámara el análisis y el eventual diferimiento de la solicitación.

De los gobernantes recientes de Brasil, Fernando Henrique Cardozo fue objeto de 17 pedidos, uno de ellos acatado, y Lula Da Silva de 34, ninguno aceptado. Dilma cuenta con 42 pedidos encaminados, incluyendo uno que fue diferido la semana pasada.

 

Luego de aceptar el pedido, el presidente de la Cámara debe crear en menos de 48 horas una comisión especial, que elige presidente y vocero y cuenta con diputados de todos los partidos representados de manera proporcional.

 

El presidente de la República cuenta con 10 sesiones para presentar su defensa por escrito. Para tal fin, puede designar un abogado.

 

A partir del recibimiento de la defensa del presidente, la comisión especial tiene un plazo de cinco sesiones para analizarla y elaborar una conclusión contraria o favorable a la apertura del proceso.

 

Para continuar, el impeachment debe ser aprobado por dos tercios de los diputados. Ese quórum es el más alto exigido por la Constitución brasileña y sólo se solicita en casos de crímenes cometidos por el presidente, el vice o los ministros, o en los pedidos de suspensión de inmunidad parlamentaria en caso de estado de sitio.

El proceso contra Cardozo, por ejemplo, llegó hasta este punto y fue denegado por un resultado de 342 votos en contra frente a 100 a favor en mayo de 1999.

 

De ser aprobado por la Cámara, el proceso continúa para el Senado y el presidente es suspendido por 180 días. Una nueva comisión especial es creada, con 21 senadores (un cuarto del total). Al igual que la Cámara, debe elaborar un dictamen a favor o en contra del impedimento de funciones al presidente.

 

El vicepresidente Michel Temer ocupa temporalmente la presidencia.

Lista la conclusión se pasa a una votación en plenario, comandada excepcionalmente por el presidente del Supremo Tribunal Federal, cuya actuación se asemeja a la de un juez de tribunal de jury: conduce el proceso más no interfiere en la decisión.

En esa sesión, el presidente de la República tiene el derecho de comparecer personalmente para ejercer su defensa. Tanto él como su abogado, acompañados por testigos, pueden debatir con los senadores durante dos horas como máximo. El ex presidente Fernando Collor de Mello, en 1992, prefirió no presentarse.

 

Para que el impeachment se decida, son necesarios los votos favorables de dos tercios de los senadores (54 de 81). En caso de que el resultado sea contrario al impeachment, el presidente retorna a su cargo.