La capitana de barco alemana Carola Rackete, apresada y acusada de "resistencia o violencia contra un buque de guerra" el fin de semana, se ha convertido en una figura casi revolucionaria de la mano de su lucha en defensa de los refugiados.
Nacida hace 31 años, estudió Ciencias Ambientales en Inglaterra, donde también se formó en tareas navales. La mayoría de su trabajo como navegante tuvo lugar en expediciones de investigación en el Ártico y la Antártida, y en la organización ecologista Greenpeace.
Eventualmente, Rackete se sumó a la ONG Sea Watch, que se dedica a rescatar a grupos de refugiados africanos en peligro en el mar Mediterráneo.
"Mi vida ha sido fácil, he podido estudiar en tres universidades, soy blanca, alemana, nacida en un país rico y con el pasaporte adecuado. Cuando me di cuenta, sentí una necesidad moral: ayudar a quien no tenía las mismas oportunidades", declaró explicando su decisión.
"No importa cómo te metiste en una situación de peligro. A los bomberos eso no les importa, en los hospitales tampoco. Para la ley marítima tampoco eso importa. Si se necesita rescatar a alguien en el mar, tienes el deber de rescatarlo", agregó.
Su detención llegó luego de que su intento de ingresar al puerto italiano de Lampedusa con 43 náufragos africanos fuera impedido durante días por embarcaciones de las autoridades del país mediterráneo.
Finalmente, en la mañana del sábado, Rackete decidió lanzar su barco, el Sea Watch 3, a la boca del puerto y -según relatos oficiales- rozó a un barco de la Guardia de Finanzas italiana antes de amarrar. Es por eso que ahora se la acusa de violar el artículo 1100 de del código de navegación: resistencia o violencia contra nave de guerra, delito que prevé una pena de entre tres y 10 años de prisión.
La capitana ha recibido el total apoyo del titular de Sea Watch, Johannes Bayer, quien tuiteó que él y su equipo están "orgullosos" de ella."Hizo lo correcto, respetó la ley del mar y llevó a personas a un lugar seguro", subrayó.
Una mujer contra todo un gobierno
Rackete despertó la ira del ministro del Interior de Italia, el derechista Matteo Salvini, que la acusó de cometer "un acto de guerra" intentando "hundir una lancha de la policía con oficiales a bordo" que estaban "haciendo su trabajo".
"Forajida arrestada. Barco pirata incautado. Gran multa a una ONG extranjera. Todos los migrantes se reubicaron en otros países europeos. Misión cumplida", tuiteó el funcionario italiano luego del arresto.
La capitana aseguró que no quiso desafiar a los autoridades pero que se sintió urgida a entrar al puerto porque los náufragos que llevaba a bordo estaban "al límite" y temía que alguno intentara abandonar la embarcación y se ahogara. Entre los refugiados que había rescatado había mujeres embarazadas y niños.
"Durante días, la tripulación había hecho turnos de guardia, incluso durante la noche, por temor a que alguien decidiera lanzarse de la embarcación", explicó. "Para aquellos que no saben nadar, eso significa un suicidio".
De acuerdo a una ley promulgada recientemente en Italia, se le puede aplicar una multa de 50.000 euros y hasta 15 años de cárcel a los tripulantes de barcos de ONGs que entren sin permiso en sus aguas territoriales.