Millones de personas le rindieron el último homenaje a Fidel Castro en la histórica Plaza de la Revolución, tras el anuncio de su muerte del pasado viernes. La ceremonia fue encabezada por Raúl Castro, el hermano del líder cubano, mientras que en el rostro del pueblo caían lágrimas antes de que la urna con las cenizas inicie su recorrido por toda la isla.
Raúl Castro, hermano de Fidel, encabezó la ceremonia.
La multitud le rindió tributo a Castro en los 286 puntos instalados en toda la isla, aunque la atención se concentró en La Habana, alrededor del memorial a José Martí, en medio de imágenes del líder de la Revolución, coronas de flores blancas y réplicas de sus condecoraciones militares.
La íntima despedida de su hermano, frente a la foto que lo recuerda en sus días de guerrillero.
A esa despedida masiva se le contrapuso otra más selecta: la que ocurría delante de las cenizas mismas de Castro, en la sala Granma del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), a la que únicamente accedió la alta dirección del país, encabezada por su familia.
Una verdadera multitud, algunos portando carteles, se convocaron para despedir a su líder.
Los puntos de tributo de la Plaza cerraron al mediodía, porque el lugar se preparó luego para el multitudinario acto de despedida, con la presencia de mandatarios y delegaciones de todo el mundo.
Evo Morales y Nicolás Maduro firmaron el libro de condolencias.
Antes de eso, los presidentes de Bolivia y Venezuela, Evo Morales y Nicolás Maduro, rindieron un íntimo homenaje a su idolatrado Fidel.
La gente se reunió fundamentalmente en torno al memorial a José Martí, en La Habana.
Maduro y Morales guardaron silencio frente a la imagen que muestra a Castro en sus días de guerrillero: de pie, con un fusil y una mochila al hombro, en la Sierra Maestra (al oriente del país), escenario de la insurrección que lo llevó al poder en 1959. Después, firmaron el libro de condolencias y más tarde hizo lo propia el vicepresidente de China, Li Yuanchao.
Entre la multitud de hoy estuvieron dos de los hijos de Fidel Castro, Tony y Alex. Raúl Castro presidió el último relevo de la guardia de honor en tributo a su hermano, con uniforme militar y acompañado del vicepresidente Miguel Díaz-Canel; el comandante de la Revolución Ramiro Valdés y el segundo secretario del Partido Comunista de Cuba, José Ramón Machado-Ventura.
Muchos jefes de Estado y funcionarios de todo el mundo participaron de la despedida.
Entre los mandatarios que llegaron a La Habana para rendir homenaje al líder cubano se destacaron además de Maduro, Morales y Yuanchao, los presidentes de Zimbabwe, Robert Mugabe, y Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang; los primeros ministros de Antigua y Barbuda, Gastón Browne; de Dominica, Roosevelt Skerrit; y de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves.
La zona más sagrada del homenaje.
Pero las presencias con mayor protagonismo fueron las de países aliados, varios de ellos integrantes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA): el nicaragüense Daniel Ortega y el ecuatoriano Rafael Correa, junto, claro está, a Morales y Maduro.
Mañana, una caravana con los restos del comandante Fidel Castro saldrá desde La Habana hacia Santiago de Cuba, en un viaje de 4 días y 900 kilómetros. El cortejo tocará una decena de ciudades, entre ellas Matanzas y Cárdenas.
Aunque no se han anunciado las paradas que hará la caravana, se estima que una de estas será Santa Clara, donde un gran mausoleo y museo rinde homenaje al argentino Ernesto “Che” Guevara, uno de los compañeros más cercanos de Castro en la guerra contra el régimen de Fulgencio Batista.