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La guardería en el geriátrico que renovó la vitalidad de los ancianos

En Seattle, ancianos reciben la visita de pequeños de hasta cinco años. Este programa les devolvió la vitalidad a los adultos mayores y los alejó de la depresión.

14 Octubre de 2016 20:12
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La depresión y la soledad pueden llegar a ser las principales causas que provocan enfermedades en las personas mayores. Esto se potencia cuando los ancianos pertenecen a un geriátrico o un hogar destinado a su cuidado. Sin embargo, hay un establecimiento que resolvió estas cuestiones.

En el geriátrico Providence Mount St. Vincenten, los ancianos conviven con los más chicos.

Se trata del “Providence Mount St. Vincenten” conocido como “The Mount”, ubicado en la ciudad de Seattle, Estados Unidos. Pero no se trata de un geriátrico cualquiera. A pesar de que los ruidos fuertes no son aconsejables para este tipo de lugares -la edad media de los residentes de este hogar roza los 92 años- la risa y la inocencia de los más chicos puede ser la solución.

Cinco días a la semana, los residentes y el personal de The Mount comparten las instalaciones con los más pequeños, cuyas edades van desde unos pocos meses hasta los cinco años. Estos niños le han devuelto la vitalidad a los ancianos que están en el lugar: jugando, riendo y disfrutando la vigorosa compañía de los que recién comienzan dar sus primeros pasos en la vida.

Los niños transformaron al depresión de los ancianos en vitalidad. 

Los pequeños, junto a los profesores que los acompañan a visitar a los ancianos, forman parte del Intergenerational Learning Center (Centro Intergeneracional de Aprendizaje), un centro preescolar de cuidado de niños sin fines de lucro y con licencia estatal para funcionar.

Según el propio Centro, el programa fue diseñado para evitar la soledad y el aburrimiento que se genera producto de la avanzada edad y por estar recluido en un geriátrico. “Queríamos una comunidad viva y vibrante, para asegurarnos de que este fuera un lugar donde la gente venga a vivir, no a morir “, dijo Charlene Boyd, administradora del centro.

Lo mejor de esta especie de interacción entre ambas realidades de la vida, según explica en The Mount, es que las dos partes se benefician con estos encuentros. Numerosos estudios establecen que la interacción social retrasa el deterioro mental, provoca una tensión arterial baja, y un menor riesgo de enfermedad y muerte en los ancianos.

Los ancianos participan de las actividades y juegos de los niños. 

En esa línea, la interacción entre las distintas generaciones aumenta la cantidad de sonrisas y la fluidez en la conversación entre los adultos mayores, según explicó un estudio en Japón realizado hace tres años. Pero los más viejos no son los únicos que se favorecen. Esto también fue beneficioso para el aprendizaje de los chicos, ya que conviven con gente que ya vivió una vida plena.

Por lo general, los chicos visitan a los mayores en The Mount entre cinco o seis veces a la semana. Los residentes pasan alrededor de 20 minutos con los pequeños y casi una hora con los que son un poco más grandes y no necesitan la entera atención de los profesores. Los ancianos observan los salones de clase y participan de las actividades organizadas para los niños.

Este hecho tendrá su propia película llamada "Presente perfecto". 

Debido a todo lo que significa tener su propia “guardería” dentro del geriátrico, la historia tendrá su propia película llamada “Presente Perfecto”. Fue filmada en el transcurso del año escolar 2012-2013 por la realizadora Evan Briggs, quien también es profesora de la Universidad de Seattle.

“En cuanto llegaron los chicos, con sus tareas de arte o música o a hacer sándwiches para el hogar o cualquiera que sea el proyecto del día, los residentes volvieron a la vida”, señaló Briggs y dijo que antes los ancianos eran personas que parecían apenas “medio vivas”.

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