“Las balas escribieron nuestro pasado. La educación, nuestro futuro”. Esa es la leyenda que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, grabó en el “balígrafo” con el que firmó el pacto de paz con las FARC. La historia detrás de la lapicera elaborada con restos de proyectiles, una idea marketinera para condimentar lo que fue el acuerdo más grande para el país y que hoy está en manos de Rodrigo “Timochenko” Londoño, jefe de la guerrilla.
La idea la tuvo una agencia de publicidad y la ejecutó un estudio de diseño.
“Nosotros creamos lo que hemos llamado un 'balígrafo', que es una bala convertida en un estilográfico, para decir que es la transición de las balas a la educación, al futuro. Le voy a regalar a cada uno (de los 17 presidentes que participaron) un 'balígrafo' y vamos a firmar con ellos el acuerdo de la paz”, había anticipado el mandatario semanas antes de que tuviera lugar la histórica cumbre en Cartagena.
La presentación oficial de la llamativa pluma tuvo lugar el 23 de junio cuando Santos y “Timochenko” firmaron en La Habana un cese al fuego. En ese momento, el mandatario colombiano le regaló la lapicera, producida y distribuida por su ministerio de Educación.
Fabricaciones militares colombianas donaron 500 proyectiles utilizados durante el combate.
Detrás de la idea se encuentra el departamento creativo la agencia de publicidad McCann de Bogotá y el estudio de diseño Reinhard Dienes, con sede en Colombia y Alemania.
"Las balas escribieron nuestro pasado. La educación, el futuro", es la inscripción.
“Representa la transición que tendrán los elementos que un día sirvieron a la guerra y que ahora educarán para la paz”, sostuvo la ministra de educación, Gina Parody.
La ministra de educación y el periodista Juan Gossaín.
Los materiales utilizados también están cargados de simbología: la Industria Militar de Colombia, Indumil, donó 500 municiones de fusil utilizadas durante los últimos años del combate en las selvas.