04 Abril de 2017 18:53
El descubrimiento de un plan para matar al Papa Francisco durante su visita a Estados Unidos en el 2015 sorprendió a toda América. El intento de conspiración salió a la luz con el juicio a Santos Colón, un adolescente de 17 años que confesó ser el ideólogo.
El Papa Francisco visitó Estados Unidos en el 2015.
El joven, quien se declaró culpable frente a las cortes, relató que quiso contratar a un francotirador para que le disparara al Sumo Pontífice durante la misa que brindó en la ciudad de Filadelfia.
El comunicado del Departamento de Estado de EE.UU.
Sin embargo, la suerte no lo acompañó: el sicario al que contactó terminó siendo un agente encubierto del FBI al que Colón también le pidió que comprara explosivos que luego serían sembrados en varios lugares estratégicos de la ciudad.
"El menor fue inspirado por ISIS y buscó implementar un detallado ataque que incluía múltiples atacantes, armas de fuego y explosivos, poniendo como blanco a un dignatario extranjero durante un evento de alto perfil", explica un boletín publicado por el FBI y el Departamento de Seguridad Interna en relación al hecho.
Sin embargo, esta no es la primera conspiración que tiene como blanco a un Papa. La historia del siglo XX ha visto antes dos hechos similares.
El ataque a Juan Pablo II
El 13 de mayo de 1981 -día de la Virgen de Fátima- en plena Plaza de San Pedro, el turco Mehmet Ali Agca le disparó a Juan Pablo II, hiriéndolo de gravedad en el abdomen.
Juan Pablo II poco después de recibir el disparo de Mehmet Ali Agca.
El atacante fue detenido inmediatamente después del hecho y, eventualmente, terminó condenado a cadena perpetua en aislamiento.
Y aunque en principio se asumió que Agca era un "lobo solitario", cuatro años después del hecho comenzó un proceso judicial destinado a investigar una supuesta conspiración internacional ideada por la KGB detrás del atentado contra el Papa. Sin pruebas fuertes, esta hipótesis fue desechada.
Indultado por la justicia italiana en el año 2000, Agca regresó a su Turquía natal para cumplir una segunda pena por varios delitos cometidos antes del ataque a Juan Pablo II. En el 2006, volvió a recuperar su libertad.
La sospechosa muerte de Juan Pablo I
A apenas 33 días de iniciar su papado, Juan Pablo I falleció súbitamente en 1978. Fue encontrado muerto en su cama, aparentemente víctima de un infarto.
El papado de Juan Pablo I duró apenas 33 días.
Sin embargo, pronto comenzaron las versiones cruzadas. Se dijo que en realidad su cuerpo había sido encontrado sentado frente al escritorio y su médico aseguró que no tenía problemas cardíacos y que gozaba de buena salud.
Esa falta de certezas disparó varias teorías conspirativas alrededor de la muerte de Juan Pablo I. La principal apunta a una trama de corrupción -efectivamente probada- alrededor del Banco del Vaticano y su propiedad sobre varias acciones del Banco Ambrosiano, que entró en quiebra fraudulenta en 1982.
Según esta hipótesis, al Papa se le habría suministrado una sobredosis de medicamentos oculta en un té luego de que descubriera que el Banco del Vaticano estaba canalizando de manera oculta fondos estadounidenses para financiar a la guerrilla de los Contras en Nicaragua y al movimiento sindical polaco Solidaridad.