Ollie Trazise nació en Gales hace 21 meses y desde entonces fue centro de atención, conoció el dolor y hasta las burlas. Pero el amor de su familia fue incólumne. Es que el pequeño vino al mundo con una rara enfermedad: el tejido cerebral creció por la cavidad craneana y le provocó una protuberancia en la nariz.
La protuberante nariz no opaca la belleza y sonrisa de Ollie.
Su mamá, Amy Poole, de 22 años, declaró con orgullo al diario británico Daily Mirror que, pese a todo, es un niño valiente y feliz.
Ollie se sometió a varias intervenciones.
"Para mí, Ollie es perfecto. Él es mi Pinocho en la vida real y no podría estar más orgullosa", dijo, y denunció que en más de una oportunidad fue insultado con comentarios crueles por su aspecto. Hasta tuvo que soportar oír que le dijeran que "nunca debería haber nacido".
Ollie con su mamá, Amy Poole. “Es mi Pinocho”, dijo.
Pero nada hizo mella en el amor de su madre. Ni las permanentes visitas al médico, ni las miradas prejuiciosas ni las burlas. Es su Pinocho y lo dice orgullosa.
Los médicos le diagnosticaron encefalocele antes de nacer.
Una tomografía tomada a las 20 semanas de gestación y una resonancia magnética confirmó que tenía un bulto y los médicos diagnosticaron encefalocele. A medida que el niño fue creciendo, también lo hizo la protuberancia.
“Pinocho” con su hermana.
El pequeño se sometió a diversas y dolorosas cirugías para poder respirar. "Después de la operación, tenía una enorme cicatriz en la cabeza. Debió tener mucho dolor, pero él siguió sonriendo y su positividad hizo todo más fácil para mí", contó Poole.
Un ejemplo de superación.
“Pinocho” superó todo y hoy es un niño vivaz, cariñoso y feliz.