El mundo de la astronomía está de fiesta y no es para menos: la NASA anunció hoy en conferencia que encontró un sistema solar a unos 40 años luz que tiene siete exoplanetas similares al planeta Tierra, de los cuales tres están ubicados en una zona óptima como para que alberguen (o hayan albergado) agua líquida, prerrequisito para la vida.
El nuevo sistema solar orbita en torno a Trappist-1, una estrella del tamaño de Júpiter por lo que es más débil que nuestro Sol, que se encuentra en la constelación de Acuario.
Los planetas "D", "E" y "F" son los que están dentro de la zona "Risitos de Oro", la ideal para que el agua permanezca en estado líquido
“Es un sistema planetario alucinante, no solo porque haya tantos sino porque su tamaño es sorprendentemente similar al de la Tierra”, afirmó Michaël Gillon, investigador de la Universidad de Lieja (Bélgica) y autor principal del estudio, durante la conferencia de prensa de la NASA que se transmitió a todo el mundo vía Youtube.
"La pregunta de si estamos solos en el universo se resolverá en las próximas décadas", ha dicho Thomas Zurbuchen, investigador de la NASA, durante la rueda de prensa.
¿Por qué es tan importante el hallazgo?
Los siete exoplanetas (planetas fuera de nuestro sistema solar) tienen tamaño y masa similares a nuestro planeta. Además, los científicos afirmaron que casi seguro son rocosos, especialmente los tres de ellos están situados en la zona “Risitos de oro”, que es como se conoce a la franja que marca la distancia justa para que puedan albergar océanos de agua líquida; o sea que no estén ni tan cerca del Sol como para que se evapore ni tan lejos como para que se congele.
Los siete exoplanetas del sistema solar Trappist-1
Para los científicos, su similitud a la Tierra y la penumbra de su estrella enana roja representan unas ventajas cruciales para analizar su atmósfera y buscar las combinaciones químicas indicadoras de una eventual actividad biológica.
Recreación artística de la vista en Trappist-1f, el último de los exoplanetas en la zona habitable
Para poder confirmar la existencia de los siete cuerpos celestes, en febrero y marzo de 2016, los astrónomos usaron el telescopio espacial Spitzer de la NASA para captar las minúsculas fluctuaciones en la luz del astro que se producen cuando los planetas pasan frente a su estrella. Telescopios terrestres en Chile, Sudáfrica, Marruecos, EE UU y la isla de La Palma, en Canarias, dirigieron también sus lentes hacia Trappist-1 entre mayo y septiembre.
Poster imaginario que gráfica cómo sería la vida en Trappist-1e, uno de los tres exoplanetas en la zona habitable
Los tres primeros de estos exoplanetas están demasiado cerca de la estrella Trappist-1, por lo que probablemente tienen climas demasiado extremos e intensos como para que el agua no se evapore de su superficie. Y es probable que el séptimo, con un tamaño más parecido al de Venus o Marte, sea un mundo helado por su lejanía.
Los tres planetas restantes, en cambio, están dentro de la llamada “zona habitable” y pueden albergar océanos.