09 Noviembre de 2016 03:39
Durante el conteo de votos, cuando los resultados estaban lejos, muy lejos de ser determinantes, Hillary Clinton escribió un mensaje en las redes: "Este equipo tiene mucho de qué estar orgulloso. Pase lo que pase esta noche, gracias por todo". Parecía demasiado lacónico para ser un simple agradecimiento.
En su fuero íntimo sabía, o sentía como sagaz política que es, que la presidencia estaba cada vez más lejos. El sueño se desmoronaba y ocurría lo impensable. Los demócratas perdieron la elección en manos del Donald Trump.
Los primeros, por entonces tímidos festejos en NY.
Casi al mismo tiempo, la hija de Donald Trump mostraba en las redes la expectativa en su cuartel general de Nueva York. Ivanca sutilmente, festejaba por adelantado. Su padre, en lo que parecía una bravuconada más, había dicho ayer, refiriéndose a las encuestas: "Se van a llevar una gran sorpresa"
Y hubo sorpresa. Trump, el outsider, el millonario que se peleó con los inmigrantes, los mexicanos, los homosexuales, los chinos, el que insultó a las mujeres (y sigue la lista), se alzó con el triunfo en el Estado clave de La Florida y se llevó los 19 electores imprescindibles para acceder a la Casa Blanca.
En la sede de Clinton, sus partidarios comenzaban a retirarse, algunos llorando.
También ganó Ohio, Nevada, New Jersey, Carolina del Norte y, claro, los estados republicanos tradicionales. A Hillary no le alcanzó con California y Virginia para arrimar y veía a Donald acercándose a su sueño de convirtirse en el (casi seguro) nuevo presidente de los Estados Unidos, la potencia mundial, la potencia nuclear.
El gran golpe
La cifra de electores y los triunfos del republicano en Florida, Ohio y Carolina del Norte, sumados a su victoria en Georgia y su ventaja en otros estados clave, ya constituían un mal augurio para la candidata demócrata, quien aspiraba a convertirse en la primera presidenta del país.
Además, Trump estaba al frente en Michigan, Wisconsin y New Hampshire, otros tres estados altamente competitivos y todos territorios que Clinton necesitaba ganar para mantener alguna esperanza. CNN y otras cadenas de noticias especularon con un escenario sin precedentes en la historia del país: un empate en 269 electores, pero esa posibilidad parecía diluirse a medida que avanzaba el conteo.
Festejos en Estados que ni Trump esperaba ganar.
Trump debía conseguir 270 electores sobre un total de 538, y la tendencia indicaba que los conseguiría. El mismísimo New York Times pronosticaba en las últimas horas que el magnate tenía un 96 % de posibilidades de ganar. En la Torre Trump de Manhattan se sentían los festejos. A esa hora Clinton tenía 215 electores y Trump 238. Y a esa hora se desplomaba el peso mexicano, caía la bolsa y crecía la incertidumbre.
Donald Trump has won Pennsylvania, all but assuring that he will be the next president of the United States https://t.co/AZgXPK0IZC
- The New York Times (@nytimes)
El golpe casi final llegaría en Pensilvania, donde inesperadamente se alzó con el triunfo. Los guarismos ya eran definitivos: 264 electores para Trump, 215 para Clinton. Y con el éxito en Wisconsin superó por 9 los 270, el número mágico.
Y el golpe fue tan duro que Hillary no se hizo presente en los cuarteles demócratas en Nueva York. "Vayan a dormir", dijo escuetamente el jefe de campaña de la candidata.
La decisión de Clinton es un escándalo de proporciones, ya que eso implica no reconocer el triunfo del republicano y abre un compás de incertidumbre sin precedentes.
WATCH LIVE: @katiecouric, @mattbai and guests analyze Clinton campaign's decision not to concede or have her speak https://t.co/dElpqpCLMd pic.twitter.com/J1LuOcP7gE
- Yahoo News (@YahooNews)
#Anticipo | Las bolsas asiáticas se hunden y el peso mexicano se desploma con avance de Trump en el escrutinio https://t.co/XcLEYchi9N pic.twitter.com/WDliJGrnU1
- Agencia Télam (@AgenciaTelam)
Caen los mercados y el dolar
Escribía el diario El País: "Balde de agua fría en los mercados financieros cuando aún queda camino por recorrer en el recuento de votos en EE UU. Donald Trump mostró el músculo durante el recuento de votos en los estados cruciales y de golpe cambió el estado de ánimo en Wall Street. Los futuros de sus tres índices de referencia se desplomaron más de un 3% en el giro de una hora.
El mismo golpe se lo llevaron las bolsas asiáticas mientras que el peso mexicano, el mejor barómetro para medir la ansiedad en el parqué, perdió un 10% de su valor frente al dólar. A los mercados no le gusta la inestabilidad y las posibilidades de ver a un Trump presidente disparó de inmediato más de un 20% el índice de volatilidad del mercado de opciones de Chicago".
Esto se puede ver como un anticipo de lo que ocurrirá en las bolsas de Latinoamérica y de Argentina en especial.
Ahora, a gobernar
La pregunta que todos se hacen es si Trump cambiará o suavizará sus posiciones: ganar no es lo mismo que gobernar y allí se enfrentará a la realidad de que un país no es una empresa, que no podrá imponer sus conceptos por la fuerza y que la relación con el resto del mundo requiere de diplomacia.
Trump nunca fue político, no conoce las artes de lo posible que se requieren para enfrentarse a la aceitada maquinaria del infrapoder de Estados Unidos. "Lo que se viene es un misterio", coinciden varios analistas.
En un reportaje dijo que le iba a dar un papel importante en su Gobierno a sus propios hijos y no adelantó ningún nombre en especial del partido republicano para el gabinete. De allí se desprende una cuestión y es, si podrá formar un equipo sólido para gobernar un pais dividido.
La nueva familia presidencial.
El analista Robert Valencia vaticina mucho problemas. "Deberá aprender política", y agregó que "lo cierto es que supo interpretar mejor que los políticos tradicionales y las necesidades del ciudadano americano trabajador medio, blanco, sin eduación terciaria y harto de la política tradicional o que perdió o teme perder el empleo". Estados Unidos y el mundo ya no serán iguales.