En la ciudad de Nueva York se viven horas de máxima tensión luego de que el alcalde Bill de Blasio anunció que buscará el cierre de escuelas, restaurantes, bares y comercios no esenciales en nueve barrios, como consecuencia de un rebrote de casos de coronavirus (Covid-19). La medida tiene que ser avalada por el gobernador Andrew Cuomo.
La medida fue anunciada ayer por el propio De Blasio a través de su cuenta de Twitter y, por ahora, no es extensiva a toda la ciudad, que había levantado en junio la cuarentena como consecuencia de la pandemia.
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"Hoy, desafortunadamente, no es un día de celebración", tuiteó el alcalde al anunciar que quiere llevar a un aislamiento a nueve barrios de Brooklyn y Queens en donde en las últimas dos semanas aumentaron fuertemente la cantidad de casos. "Los neoyorquinos han trabajado duro para domar al COVID-19 y no hacemos esta propuesta a la ligera", destacó el alcalde demócrata. "Pero en esta ciudad es la ciencia la que guía nuestras decisiones y hacemos lo que los hechos nos recomiendan hacer", añadió.
En seis de los nueve barrios se da la particularidad, según consignó el diario The New York Times, que tienen grandes poblaciones de judíos ortodoxos. ¿Qué tiene que ver la religión en esta cuestión? Es que durante las últimas dos semanas se desarrollaron las festividades del judaísmo que culminaron el año pasado con la celebración de Yom Kipur.
La delimitación de los lugares en donde se buscará volver a una Fase 1 tiene en común que sus tasas de positivos en las pruebas de COVID-19 se han mantenido por encima del 3% en los últimos siete días, pese a múltiples intentos de los servicios de salud para que se cumpliera con el uso de tapabocas, el distanciamiento y para que las personas se hicieran los test.
Luego de convertirse en uno de los lugares con mayor cantidad de muertos, con 24.000 víctimas, en los albores de la pandemia Nueva York terminó siendo usada como ejemplo de manejo de la crisis sanitaria por no sólo haber disminuido el brote sino porque el impacto económico y social fue administrado como en ningún otra provincia.
Mientras tanto cruzando el océano atlántico, en Europa hay algunas ciudades que empiezan a barajar tomar medidas de mayor restricción como consecuencias de los rebrotes. Tal es el caso de París, Francia, en donde en las últimas horas, la suba en los contagios que se registró obligó a las autoridades francesas a tomar medidas restrictivas.
A partir de mañana, y por 15 días, la capital francesa tendrá algunas restricciones. Los bares, las piscinas, las salas de juego y de danzas, los gimnasios y los congresos permanecerán cerrados. Pero los restaurantes, centros culturales como teatros, cines, museos y los comercios, que no están incluidos en las restricciones, continuarán abierto con severos protocolos sanitarios.
Los locales gastronómicos que seguirán abiertos sólo podrán recibir hasta seis comensales por mesa, a 1 metros de distancia entre las mesas, tener la dirección y el teléfono de sus clientes por si hay contagio.
En cuanto a las actividades deportivas, tanto clubes como gimnasios podrán abrirse a condición de reunir menos de 1000 personas o el 50 por ciento de su capacidad máxima.