La tensión entre Estados Unidos y Corea del Norte se mantiene casi en Defcom 2 (alerta casi máxima) pero por momentos las actitudes y palabras provocativas de un lado y otro hacen temer lo peor: una conflagración nuclear que envuelva no solo a los archienemigos de siempre, sino también a Japón y Corea del Sur.
Mientras veía el video, la gente aplaudía.
Y como para echar más leña, o misiles, al fuego, al gobierno de Kim-Jong un se le ocurrió mojarle la oreja a Donald Trump y emitió por la televisión oficial, y viralizó, un show donde simula un ataque nuclear a Estados Unidos, con coros, imágenes de Norteamérica y su bandera en llamas, trompetas y todo el circo maximalista y mesiánico que suele utilizar el líder supremo e inescrutable del país asiático.
Ahora corren las apuestas: cuál será la respuesta de Trump ante tal provocación y si acaso habrá una. Por ahora, las bravuconadas vienen de ambas partes y el turno de mover es de Donald, que había amenazado con una flota naval armada hasta los dientes con proa al mar de Corea, pero que en realidad iba para Australia.
No iba a Corea del Norte. Su destino era Australia. Golpe de efecto.
Una táctica, un impasse, un error, el preámbulo a una avanzada. Los analistas no se ponen de acuerdo y mientras, el peligroso juego bélico sigue su curso..