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Las dos caras de los Juegos: fiesta adentro, protestas afuera

El Comité Organizador de Río 2016 tuvo que mudar el recorrido de la ceremonia. Militantes de movimientos sociales marcharon por el paseo marítimo de Copacabana contra el presidente interino de Brasil.

06 Agosto de 2016 07:42
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Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro comenzaron oficialmente ayer con la ceremonia inaugural en el estadio Maracaná, donde más de 60 mil espectadores disfrutaron del "Carnaval más grande del mundo", con la presentación de los 10.500 atletas de las 206 naciones, frente a los casi 50 jefes de Estado que presenciaron el espectáculo.

La manifestación fue convocada frente al lujoso Hotel Copacabana Palace.

Ante el gran show -que contó con una proyección sobre el campo de juego, fuegos artificiales, y la presentación del presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach- Río de Janeiro vivió una intensa jornada de apertura formal de los 31ros. Juegos Olímpicos de la era moderna.

Ni los brasileños ni los visitantes pudieron apartarse, ni siquiera la noche de ayer, de la crisis política, social y económica que vive el país vecino, incrementada desde que llegó a la presidencia de Brasil en una especie de "golpe institucional" el abogado Michel Temer.

A pesar de la intención de los funcionarios y dirigentes deportivos brasileños, que consistió en intentar despegar de la crisis a los Juegos Olímpicos de la crisis y sostener que la política y el deporte corren por caminos separados, no pudieron evitar que se cruzaran ante la mirada atónita de los turistas.

Protestaron contra el presidente interino Temer y un Gobierno que califican como "golpista".

La organización de la máxima cita deportiva internacional y la utilización de fondos públicos que podrían suministrarse para otras cuestiones vinculadas a una mejor calidad de vida en la gente, fueron algunos de los argumentos que derivaron en las protestas y movilizaciones.

La protesta fue convocada para aprovechar la atención mundial y mediática que concentra Rio de Janeiro.

Alrededor de 3 mil manifestantes, la gran mayoría compuestos de movimientos sociales, sindicatos y partidos políticos, comenzaron con la marcha contra el Gobierno de Brasil desde muy temprano. El cántico "Fora Temer", por ejemplo, se repitió a lo largo de la avenida Barata Ribeiro.

La mayoría de los militantes no ocultaron sus preferencias por el Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz Inácio Lula da Silva y de la suspendida presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. La concurrencia bloqueó los seis carriles de la Avenida Atlántica, que bordea la playa de Copacabana.

Temer, vicepresidente de Rousseff, asumió la jefatura del Estado en forma interina el 12 de mayo.

Y es que no fue casualidad el punto elegido por los manifestantes para concentrar las protestas. La convocatoria se hizo en el lujoso Copacabana Palace Hotel, que alojaba a la mayoría de los diplomáticos y personalidades extranjeras, y en donde estaba pautado que el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, fuera uno de los que portara la antorcha olímpica.

Esta situación, como era lógico suponer, generó la susceptibilidad de las fuerzas de seguridad dispuestas a lo largo y a lo ancho de la “Cidade maravillosa”. Empezaron, además, los embotellamientos de tránsito, el recorrido de la antorcha se modificó y los peatones no tuvieron otra alternativa que aguardar unos cuantos minutos para avanzar.

Miles de militantes de movimientos sociales, sindicatos y partidos políticos bloquearon los seis carriles de la avenida que bordea la playa de Copacabana.

La situación también afectó a la organización de los transportes oficiales de Río de Janeiro 2016, que debieron modificar recorridos, inaugurar atajos y apelar a la inteligencia para llegar lo más rápido posible al estadio Maracaná con los micros repletos de periodistas.

Más allá de la buena predisposición de los "voluntarios" que colaboran y asistieron a este evento, las fisuras en la organización comenzaron a quedar expuestas. La logística de los Juegos parece tan frágil como un castillo de naipes en medio de una tormenta.   

Las fuerzas de seguridad custodiaron las inmediaciones del estadio Maracaná. 

Los más de 100 mil espectadores presentes en este auténtico “Templo del fútbol” debieron sortear innumerables inconvenientes para llegar a sus respectivas puertas de ingreso. Voluntarios, agentes policiales, funcionarios de la organización colaboraron para que el desorden dijera presente.

[EN VIVO] Brasil: continúan protestas contra el gobierno a pocas horas de la inauguración de los #JuegosOlimpicos pic.twitter.com/51nruQUoZN

- Canal N (@canalN_)

5 de agosto de 2016

Los representantes de la prensa tampoco escaparon a los problemas que se iban originando a cada segundo. Pasaron de entrar "por la puerta 9", "Gate four" o "Sector B, entre A y C" sin demasiadas especificaciones por parte de los que trabajaron y contribuyeron para la inauguración de los Juegos de Río de Janeiro.

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