13 Agosto de 2019 17:49
El misterio que rodea una prueba nuclear rusa que falló el jueves, causando la muerte de al menos siete personas, continúa incitando todo tipo de teorías sobre el objetivo de la operación. Hasta ahora, lo cierto es que a agencia nuclear estatal rusa (Rosatom) confirmó que cinco ingenieros nucleares murieron y otros tres resultaron heridos.
Paralelamente, el Ministerio de Defensa agregó que las otras dos víctimas son militares y que la causa de la tragedia fue "la explosión del motor experimental de combustible líquido" del misil.
La prueba, realizado en una plataforma naval en el océano Ártico, derivó en un estallido que causó un pico de radiación de 40 minutos en la ciudad de Severodvinsk, ubicada a 40 km al este del lugar.
Las hipótesis apuntan a que los testeos tenían como protagonista al misil conocido como Burevestnik 9M730, el cual según el presidente ruso Vladimir Putin tendría un alcance ilimitado y sería indetectable para los sistemas antimisiles.
El alcance sin límites del que se enorgullece el primer mandatario se lograría a través de un motor nuclear, que durante las pruebas se habría incendiado provocando una explosión que empujó a las víctimas al mar.
De acuerdo a Mark Galeotti, analista del Instituto Real de Servicios Unidos de Inglaterra, este tipo de sistemas de propulsión nuclear plantean grandes desafíos técnicos ya que "la velocidad se opone al peso del sistema" y el misil "arroja gases radiactivos donde sea que vaya".
Otras teorías, mientras tanto, señalan que la prueba fallida del jueves podría haber involucrado otras armas nucleares, como un misil de antibuques de largo alcance llamado Zircón (que puede viajar a una velocidad hasta ocho veces más rápida que la del sonido) o el Poseidón, un dron submarino de largo alcance que se lanza desde un submarino.
El incidente ruso sucedió apenas días después de que Estados Unidos efectivizara su salida del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, lo cual alimenta la preocupación sobre el inicio de una nueva carrera armamentista entre ambos países. Este tratado, firmado en 1987, prohibía la fabricación de misiles de corto y mediano alcance lanzados desde tierra con un rango de entre 500 y 5.500 km.
"Rusia está tratando de rectificar lo que cree que es una desventaja estratégica que tiene frente a Estados Unidos mediante el desarrollo de capacidades no convencionales", señaló al respecto Dave Cullen, director del Servicio de Información Nuclear de Inglaterra. Para Galeotti, mientras tanto, la preocupación de los rusos pasa por China, que nunca fue parte del tratado y, por ende, no tuvo límites al momento de desarrollar nuevas armas de alta tecnología.