23 Febrero de 2017 07:40
Los mellizos Sean y Amelie McCann tenían sólo dos años cuando su hermana mayor, Madeleine, desapareció de la habitación que compartían durante sus vacaciones familiares en Portugal. Los pequeños crecieron y, aunque sus padres intentaron resguardarlos de la “información exterior”, pronto comenzaron a leer todo tipo de rumores sobre lo que realmente sucedió aquel jueves de mayo en el que vieron por última vez a “Maddie”.
Sean, Amelie y Maddie: los tres hijos de Kate y Gerry McCann.
Maddie cumpliría 14 años el próximo 12 de mayo, sólo nueve días después del décimo aniversario de su desaparición. Los mellizos celebraron en enero su cumpleaños número doce: lo hicieron en la misma casa en la que nacieron, ubicada en la ciudad de Leicester, a 145 kilómetros de Londres. Todavía comparten dormitorio: el de su hermana permanece inalterado, convertido casi en una suerte de santuario.
Fueron criticados porque utilizaron un millón de libras de la fundación para pagar su hipoteca.
“Dejamos todo en el mismo lugar y en nuestro hogar hay tantas fotos de Maddie, como de sus hermanos. Es una presencia fuerte en la casa”, advirtió su madre, Kate, quien todavía sueña con la posibilidad de encontrar con vida a su hija mayor: “En algún momento los chicos van a plantear el tema de los dormitorios, pero esa es la habitación que ella dejó y si vuelve, va a necesitar algo familiar. Sería muy duro desarmarla”.
La última foto, tomada el día de la desaparición: Gerry junto a sus hijas en la pileta del club de Portugal.
Pese a que crecieron acompañados por la sombra de su hermana y el constante interés público hacia su familia, Sean y Amelie lograron desembarcar en la adolescencia con mínima exposición. No sólo no dieron entrevistas, sino que además jamás se los vio junto a sus padres en ninguna de las conferencias que se realizaron para dar cuenta de los avances en la investigación.
Sin embargo, los McCann no pudieron resguardarlos por completo. Pronto comenzaron a escuchar todo tipo de versiones, como la actual línea de investigación sobre la pista de una banda pedófila belga. “Empezaron a usar computadoras en la escuela y después en casa. Por esto, intentamos siempre anticiparnos si sabemos que los medios van a decir algo para prepararlos”, sumó Gerry, el patriarca del clan.
Amelie (campera verde) y Sean (buzo azul) de espaldas. Foto: 2016.
Pero ningún operativo logró evitar el peor de los escenarios para los McCann: que sus propios hijos cuestionaran si tuvieron algún tipo de participación en la desaparición de su hermana. Incluso, si llegaron a esconder su cuerpo en Portugal para “tapar” su muerte.
Sean y Amelie crecieron bajo la constante presión de los medios.
Desde un comienzo, los padres de Maddie fueron objeto de investigación y recién lograron una “absolución judicial en 2012”. Sin embargo, la jueza no los liberó de culpa y cargo, sólo archivó la causa por “falta de pruebas”. Es decir: la Justicia todavía tiene dudas con respecto al accionar del matrimonio.
Pero las “dudas” se convirtieron en “acusaciones” cuando Gonçalo Amaral, ex inspector de la Policía Judiciaria Portuguesa y coordinador de la investigación durante los primeros cinco meses publicó un libro en el que asegura que Maddie murió aquella noche dentro del departamento que compartía con sus hermanos y que sus padres se deshicieron del cuerpo y desviaron a la Policía con la falsa pista del secuestro.
"La verdad de la mentira", el libro publicado por el investigador portugués.
Las duras acusaciones contra los McCann por parte del primer investigador de la causa
"Madeleine murió en el apartamento la misma noche de la desaparición. Es complicado asegurar cómo, porque hay muchos indicios. Lo cierto es que la niña se despertó, que la niña ha desaparecido y que detrás del sofá había olor a cadáver y sangre humana".
"Los padres la encontraron muerta. Hay testigos que dicen estar seguros en un 80 por ciento que el padre de Madeleine era la persona que llevaba el cuerpo de un niño tapado camino de la playa. Se encontró olor a cadáver y sangre de la niña tanto en el departamento como en el auto que habían alquilado".
Las sospechas sobre Kate datan del comienzo de la investigación.
"En el departamento había un sofá junto a una ventana a la calle, de unos tres o cuatro metros de altura, y que no cerraba bien. El sofá parece estar empujado de nuevo hacia la pared, como se ve en las fotos. ¿Qué puede haber pasado? Que la niña se haya despertado por la noche, se haya acercado a la ventana para mirar hacia el restaurante donde cenaban sus papás y haya caído".
"La verdad de la mentira es lo que nosotros llamamos la verdad material, la verdad pura. La verdad son los análisis, los procedimientos y los mecanismos que recoge el sumario. La mentira, o mejor dicho, la falta de verdad, es que la niña está viva. La niña está muerta. Los McCann son unos padres que han perdido a una hija a la que seguramente amaban mucho, y comprendo su dolor y su angustia".
Los McCann respondieron con una demanda, pero perdieron. “Sean le llegó a preguntar a Kate por qué había escondido el cuerpo de Maddie”, reconoció compungido Gerry. “Tuvimos que sacarlos de la escuela por unos días, por miedo a que alguien les hiciera algún comentario. Lo que Amaral escribe en su libro es angustiante para los adultos y para un chico puede ser muy traumático”, sumó.
El libro señala a Gerry como el hombre que se "deshizo" del cuerpo de Maddie.
Pero no hubo reclusión que sirviera y, pronto, Kate se encontró dándole explicaciones a su hijo. “Le dije que Amaral decía muchas cosas sin sentido en torno a lo que le había pasado a su hermana. Pero bueno, hay cosas que ya no podemos controlar. Fue devastador leerlo, me hizo sentir desesperación por la injusticia de sus palabras”.