09 Enero de 2017 20:26
"Tenemos miedo de que vengan aquí, echen la puerta abajo y maten a todo el mundo". Con esas palabras, uno de los presos de la cárcel de Manaos (Brasil) que fue escenario de un motín la semana pasada describe la tensión reinante en los días posteriores al hecho.
El motín comenzó el primer día del 2017.
El hombre, identificado sólo con la inicial "A.", se había fugado del Complejo Penitenciario Anisio Jobim en noviembre, y el miércoles fue recapturado. Ahora, teme represalias de las bandas rivales que iniciaron el enfrentamiento.
"Decían que me iban a matar aquí dentro. Entonces salté el muro, corrí por el campo, a través de unas casas y llegué a la ciudad haciendo autostop", contó.
Sobre A. pesa una condena a cinco años de prisión por violación, hecho que niega haber cometido. Sin embargo, ya lleva más de siete años tras las rejas.
Escenas de escalofriante brutalidad se desarrollaron durante el motín.
El preso habló con el diario Folha de San Pablo a través de los barrotes de la puerta. Actualmente, comparte con otros cuatro reclusos una celda cerrada sólo con un candado y ubicada frente al patio principal del penal, por donde caminan las visitas sin que exista ningún tipo de barrera o control que los separe de los reclusos.
El drama de los familiares
Mientras tanto, afuera del complejo, varios familiares seguían sin tener noticias ciertas sobre si los reclusos estaban vivos o muertos.
Algunos de ellos inclusive aprovechaban el agujero de la cerradura de una de las puertas del penal para intentar mirar dentro y recibir información de lo que estaba ocurriendo.
Los familiares de los presos se agolparon afuera para recibir noticias.
Recién a las 17 de ayer les llegó algo de alivio cuando una agente penitenciaria salió con una lista de los presos sobrevivientes, que leyó en voz alta a los familiares.
