El que sabe, sabe; y el que no, es Rey. En este caso, el monarca de Reino Unido. A una semana de haber perdido a su madre, Charles Philip Arthur George -Carlos, para los amigos- se convirtió es el actual rey del Reino Unido, además de soberano de otros 14 Estados independientes constituidos en reino, por ser el hijo mayor de la reina Isabel II -fallecida el 8 de septiembre- y de su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo.
Como consecuencia de la muerte de la reina, Charlie adoptó el manto de Carlos III y heredó el trono británico de su progenitora. Pero las cosas no son fáciles para un rey y se topó con algunas "serias" complicaciones en su primera semana como monarca que lo obligaron a pedirse un día de franco. Sí, trabajó poco menos de siete días y el ex príncipe de Gales ya se pidió un día para descansar, convirtiéndose en la envidia de todo un continente.
Y es que es mucho por lo que tuvo que transitar el actual monarca: desde bolígrafos defectuosos hasta visibles enojos con sus asistentes, todo eso y más lo obligaron a pedirse un día de franco. Sus primeras horas como rey fueron intensas y muy frustrantes al punto que se viralizaron algunos videos en donde se lo puede ver a Carlos III haciendo gestos de fastidio a la hora de firmar documentos con su lapicera.
En uno de los clips que se viralizó rápidamente en las redes sociales y generó críticas dispares al respecto, se puede ver al monarca británico a punto de firmar un libro de actas, cerrando así la ceremonia de asunción. Antes de estampar su rúbrica, el nuevo líder inglés tuvo que preguntar qué fecha era, por el martes: "¿Hoy es 12 de septiembre?", consultó. Frente a ese crucial interrogante, un asistente se vio obligado a corregirlo, aclarando que era 13.
Acto seguido y como le viene ocurriendo últimamente, tuvo algunas dificultades con su lapidera y su enojo quedó registrado: "¡Oh, Dios, odio esto!", exclamó. En las imágenes se observa que el rey realiza un gesto con su mano, como si se hubiese manchado con tinta. Tras protagonizar esta curiosa acción, llegaba el turno de la reina consorte, Camila, quien también padeció el desperfecto técnico: "¡Ah, mirá, esto va a todos lados!", se quejó. "¡No puedo soportar esta maldita cosa! Lo que hacen cada vez. ¡Es apestoso!", insistió Carlos III. Primero, se lo vio a Carlos apretar sus dientes en señal de fastidio con un portaplumas.
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Furioso, le pedía a un asistente real que los retirara para hacerle espacio en el escritorio durante su proclamación en el Palacio de St. James. Luego, se lo vio ofuscado, olvidadizo y dubitativo sobre la fecha que tenía que poner en otro documento de suma importancia. "Solo tengo que poner....¿es 12 de septiembre?", consultó y la respuesta lo desconcertó al parecer: "13, señor". "Oh Dios, he puesto la fecha equivocada. ¿13?", repreguntó y la contestación de su asistente no varió: "Sí señor, 13". Días después, otra expresión visual del rey también se había hecho viral, al ser tildado de despectivo. Lo cierto es que rey Carlos III ya no tiene actos públicos en agenda y se pidió el día libre.
El nuevo monarca regresó ayer a su vivienda en Highgrove House, ubicada en Gloucesterhire, después de dejar a su esposa, la reina consorte Camila, en la mansión Ray Mill House que ella tiene en Reybridge. Así, Carlos III se tomó este jueves un día de reflexión privada tras cumplir con una agitada serie de eventos oficiales contemplados en el protocolo Puente de Londres, aunque deberá ser un descanso breve porque ya recibió cajas rojas con documentos estatales, según informó la BBC. Highgrove House es una residencia privada que Carlos III compró en 1980 a Maurice Macmillan, hijo del ex primer ministro Harold Macmillan.
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La misma se encuentra a 15 minutos en coche de Ray Mill House, la mansión donde Camila se instaló tras el divorcio de su primer esposo. Por su parte, el príncipe y la princesa de Gales irán a Sandringham, en Norforlk, donde el príncipe Guillermo y Catalina acudirán a ver las ofrendas florales depositadas en el lugar en honor a Isabel II, cuya capilla ardiente abrió el miércoles en el palacio de Westminster, en Londres. La capilla ardiente tendrá una duración de cuatro días consecutivos y de forma ininterrumpida hasta el lunes, cuando los restos de la monarca serán trasladados a la abadía de Westminster, donde se celebrará el funeral de Estado.
El rey Carlos III informó a cerca de 100 empleados de Clarence House, su residencia oficial mientras fue príncipe de Gales, que serán despedidos en medio de su mudanza al Palacio de Buckingham, tras la muerte de Isabel II. Hasta 100 empleados de la residencia real, incluidos algunos que trabajaron por décadas en el lugar, recibieron la notificación de que podrían perder sus trabajos justo cuando estaban haciendo la mudanza de los reyes a su nueva residencia. Entre los trabajadores avisados están secretarios privados, el equipo de comunicaciones, la oficina de finanzas y el personal doméstico de Clarence House.
Muchos de los miembros del personal especularon con que se fusionarían en la nueva casa del rey, alegando que no se les dio ninguna indicación de lo que podía pasar hasta que les llegó una carta de mano del principal ayudante del rey, Clive Alderton. "Todos están absolutamente furiosos, incluidas las secretarias privadas y el equipo con más experiencia. Todo el personal ha estado trabajando hasta tarde todas las noches desde el jueves (el día que murió Isabel II) para encontrarse con esto. La gente estaba visiblemente conmocionada por eso", detalló a The Guardian una fuente cercana a los trabajadores.